El Norte de Lucas: "El Gobierno dedica más tiempo a desmentirse que a gobernar"
Juan Ramón Lucas habla en el Norte de la Brújula de las condenas de la violencia callejera tras las manifestaciones en apoyo a Pablo Hasel y de las relaciones entre los socios de Gobierno
Vamos bien, vamos muy bien. Hemos pasado de explicar que España es una democracia plena a tener que hacer lo propio con que se repudia la violencia. Así comienza Juan Ramón Lucas, su Norte en La Brújula. A eso se dedica el Gobierno español, una parte, desmintiendo a la otra. Hoy estamos en lo de repudiar la violencia, algo que debería ser una obviedad, a no ser que 'los de Padrón' unas veces gobiernan y otras oposición, no hubieran mostrado apoyo y simpatía a los violentos. La diferencia es que hoy la aclaración ha venido desde lo más alto con el presidente y varios ministros.
La política de declaraciones de lo obvio contra partes de gobierno que hacen lo contrario ¿Y en Cataluña? En Cataluña condenan, dice Lucas, pero de aquella manera. Pere Aragonés ha apelado a una actuación proporcional de la policía. Ante esto Los Mossos han pedido coherencia: "Se nos tiene que dotar de garantía y seguridad jurídica a la hora de utilizar las herramientas que nos han proporcionado"
"No condenamos a una persona que se haya defendido de la policía. Son personas que odian a la Policía y reivindicamos el derecho a hacerlo", son palabras de Alejandra Matamoros, abogada de jóvenes detenidos en los disturbios de Madrid.
"Las relaciones en el Gobierno no pasan por su mejor momento"
"Mientras unos son el Gobierno, otros solo están en el Gobierno. Y están para lo que están", dice García Page, presidente de la Junta de Castilla la Mancha. Desde Podemos reconocen que las relaciones con el Psoe no pasan por su mejor momento, pero "están condenados a entenderse". En el Gobierno, dejan a Pablo Iglesias hacer todo "menos gobernar", y le van dando concesiones. Pedro Sánchez ha apelado a la libertad de expresión, algo dice Lucas, que no casa muy bien con lo que pretende el ala este del Gobierno de controlar los medios, es más bien lo contrario.