Ya hay fecha para quitarse la mascarilla en interiores: el 20 de abril, un día después de que lo apruebe el Consejo de Ministros. Así lo ha decidido hoy el Consejo Interterritorial de salud. Era inminente pero no teníamos fecha. ¿Lo más prudente?
No parece que la decisión vaya a cambiar la situación actual, controlada la extensión de la pandemia, suavizada en sus consecuencias y eso sí con una sociedad española cansada de la mascarilla, que ya desapareció en todos los locales cerrados del resto de países europeos. Nos ajustamos a lo que es tendencia. Démosle desde el 20 de abril un merecido descanso.
La actitud insolidaria e irrespetuosa de los que militan en el comunismo contemporáneo como si su historia fuera la de la ejemplaridad democrática. Ayer hubo algunos que no aplaudieron a Zelenski y otros que se ausentaron del Congreso cuando intervino el presidente ucraniano. Los que se ausentaron para no aplaudir porque compran el discurso ruso de nazificación de Ucrania, como hizo el diputado Alberto Botran de la CUP.
O como el señor Bustamante que no estuvo y ve fantasmas antidemocráticos en un país que está en guerra desde hace ocho años. Un caballero que sostiene ideológica y socialmente regímenes como el de Cuba o como la Venezuela del Maduro que son sistemas políticos donde la pluralidad, la ejemplaridad democrática y libertad de expresión están consagradas. Es lo que hay en esa cierta izquierda española.