El Norte de Lucas: Los aplausos que sonaron a sarcasmo con los cuchillos aún desenfundados
El Norte de Juan Ramón Lucas en el que reflexiona sobre la despedida de Pablo Casado.
El episodio presente de la crisis del PP de onda masiva que estamos conociendo en tiempo real se ubica a partir de este momento en la calle Génova de Madrid. Allí se reúnen en un Comité regional todos los presidentes regionales del PP, algunos de los cuales lo son también de gobiernos autonómicos. En realidad todos los presidentes autonómicos del PP son también regionales. Salvo una, Ayuso.
La madrileña no está en la reunión precisamente por eso. Podrían haberla invitado pero al haber elegido muerte en vez de susto, la pareja Casado-Egea lleva su estrategia hasta el final. ¿Qué habría costado invitarla? También es verdad que Casado quiere escuchar a los líderes del partido en las regiones y en cambio también sabe lo que piensa Ayuso.
¿Se hablará de soledades y cuchillos?
¿De futuros y traiciones? Seguramente un poco de todo porque en el imaginario argumental del penúltimo capitulo de este psicodrama que empezó en sainete hay sobreabundancia de dolor, traición y sangre. De esto último menos, apenas dos cuerpos.
Hoy un par de briznas de teatral despedida. La imagen de este miércoles la de un Pablo Casado abandonado hemiciclo del Congreso con la única compañía de quienes han permanecido fieles a él incluso después de su despedida parlamentaria. María Pelayo, su directora de comunicación, y el diputado y portavoz Pablo Montesinos.
Y si esa es la imagen, el sonido se me antoja hoy que son los aplausos a Casado tras su intervención parlamentaria minutos antes de irse a casa escoltado tan solo por Pelayo y Montesinos. Iba a preguntar pero respondió.
Una despedida que ha sonado a sarcasmo
Casado cambió el guion de la sesión de control del Gobierno y leyendo el texto, algo inhabitual en él le dijo a todo el mundo que se iba cansado, nervioso y derrotado. Esos aplausos de una bancada popular que casi al completo le había dejado solo, le aplaudía en un final que quería ser de reconocimiento pero ha sonado a sarcasmo, involuntario, pero a sarcasmo al fin con los cuchillos aún desenfundados.
Es evidente que aunque aún no lo reconozca Feijóo pilotará la transición y quizás el partido en un futuro inmediato. Es el hombre fuerte, el hombre clave hoy en el PP. El político al que parece que se le ha brindado una segunda oportunidad y parece no desaprovecharla. Ayer se podía pensar que optaría a una presidencia que le permitiese seguir en Galicia. Hoy ya no, más aún escuchándolo en la sesión de hoy del parlamento gallego y su enfrentamiento con Ana Pontón.