El Gobierno anunció la creación del impuesto extraordinario a la banca, una tasa que iba a ser temporal, solo para los años 2023 y 2024.
El argumento de este gravamen extraordinario fue que los bancos iban a ganar mucho dinero con la subida de los tipos de interés. Eso sí, no dijo ni palabra de los más de seis años de tipos de interés negativos.
Han pasado más de dos años de aquel anuncio y afortunadamente, los bancos centrales han tenido éxito en el control de la inflación, que en septiembre se situó en el 1,7% en la Eurozona.
Esto ha permitido que el BCE haya bajado el precio del dinero en tres ocasiones este año, y se espera una cuarta para diciembre.
El año 2023 fue el primero de aplicación del nuevo impuesto. Entonces, el euríbor a un año estaba al 3,3%. Hoy está en el 2,7%, más de medio punto más barato, y bajando.
Este impuesto siempre fue muy difícil de justificar. Ahora, resulta imposible de argumentar.