El monólogo de las ocho: "Dos dimisiones por el ridículo de los trenes, cero por la ley del 'solo sí es sí'"
Rafa Latorre reflexiona en 'La Brújula' sobre las consecuencias del caso de los trenes defectuosos de Renfe.
La noticia en España son dos reuniones, dos dimisiones y dos nombramientos.
Raúl Blanco será el nuevo presidente de Renfe y David Lucas será el nuevo Secretario de Estado de Transportes. Eso significa que han rodado dos cabezas por el fiasco de los trenes de FEVE. Antes de la reunión del Gobierno con los airados presidentes de Cantabria y sobre todo de Asturias se anunciaban los ceses del presidente de Renfe Isaias Taboas y la número dos de Transportes, Isabel Pardo de Vera. Con esas dos cabezas en una bandeja ha llegado a la reunión la ministra Raquel Sánchez. ¿Se habrán dado por satisfechos?
Bueno, al menos, se han producido dimisiones. Es que después de que se reconociera que 31 trenes habían sido encargado con fallos de diseño y no entraban por los túneles, después de que se reconociera que la puesta en funcionamiento de esta infraestructura esencial se iba a retrasar quizás años, después de asumir que ni siquiera fue el Gobienro sino la empresa contratada la que advirtió los errores… después de todo esto, sólo se habían producido dos recolocaciones de funcionarios.
Ahora lo que ocurre es que los presidentes de Cantabria y sobre todo de Asturias, Revilla y Barbón, necesitan algo para presentarse ante sus ciudadanos y más cuando sus ciudadanos serán votantes en apenas unos meses, en que se celebrarán las autonómicas.
Por eso ya no hablan de dimisiones sino de compensaciones. Esto de las compensaciones, no lo van a pagar los dimitidos sino usted, señora. Esto lo pagará el contribuyente, claro. Los errores se pagan. El precio político lo han pagado Táboas y Pardo de Vera. El precio contante y sonante lo pagan los ciudadanos.
Por cierto: dos dimisiones por el ridículo de los trenes. Cero por la ley del sólo sí es sí. Este contraste también conviene advertirlo.
En otro orden de cosas, Luis Planas asegura que el precio de los alimentos debería ir conteniéndose en estas semanas próximas. En realidad, este anuncio se debe poner en negativo, que se entiende mejor. Lo que esto significa es que no se va a intervenir el mercado de los alimentos, que no se van a limitar los precios. Y esto es relevante porque Podemos ha querido iniciar una guerra de comida con el PSOE y el PSOE lo ha atajado movilizando a su ministro más ortodoxo y también el que más sabe de la cadena alimentaria.
En realidad la reunión de Planas sirve para reivindicar el liderazgo del ministro socialista en la relación del Gobierno con la industria alimentaria. Ni Yolanda Díaz, ni Ione Belarra ni Alberto Garzón.
Alberto Garzón… ¿Qué hace el ministro de Consumo? ¿Cuáles son sus atribuciones? Yo no me quejo, mejor que deje de hacer a que haga, pero me provoca curiosidad cómo es que está desaparecido el ministro de Consumo en la mayor crisis inflacionaria de la historia reciente de España. He estado mirando la agenda pública de La Moncloa. Alberto Garzón no tiene nada hoy en la agenda. El viernes tampoco tenía nada. El jueves, nada. Sigo hacia atrás. El miércoles, nada. El martes, nada.
Menuda vida más ociosa. La última nota de prensa es del día 16. Hace cuatro días: «Consumo crea un grupo especial de vigilancia para prevenir y sancionar posibles fraudes masivos». Pero no aparece ninguna declaración del ministro. Igual lo presentó otro.
Todos los últimos proyectos han sido enterrados. Tenían que ver con el etiquetado de los alimentos y ninguno de ellos llegó al consejo de ministros. Bueno, seguiremos atentos. Es que estamos incluso preocupados. Si alguien sabe de él, le agradeceríamos una prueba de vida.)
Volviendo al tema de la comida. Planas ha querido zanjar el tema. Lo que ha hecho Planas es encomendarse al mercado. Confía en la capacidad reguladora que tiene la libre competencia y como considera que el IPC de los alimentos ha tocado techo, sugiere a la industria que haga un esfuerzo voluntario por reducir o contener los precios. Esto a Podemos debe de sonarles a neoliberalismo canibal, porque lo que clamaba Ione Belarra era por poner coto a la codicia de los capitalistas mediante una limitación por decreto del precio de los alimentos.