La carta de Ónega al verbo derogar: "El gobierno en pleno, ya convertido a tu fe por la predicadora Yolanda Díaz, te pone en un altar"
La carta de Fernando Ónega en La Brújula dedicada al cada vez más mencionado, verbo derogar
Y buenas noches, verbo derogar. Pudieras ser la palabra del año. Desde luego, has sido la palabra del mes de octubre, los dos días que llevamos de noviembre y lo que rondaré hasta que la reforma laboral tenga cuerpo y alma. Comprenderás, derogar, que para acercarme a ti con algún rigor, lo primero es acudir al comodín del diccionario de la Real Academia.
Y va el diccionario y dice: “Abolir, anular una norma establecida, como una ley o una costumbre”. Eso dice. Hoy, además, fue un día gozoso para ti porque has superado la definición académica. Hasta ahora el discurso oficial o la interpretación de los humanos te presentaba como opuesta a reforma o modificación. Y ahora resulta que tienes una inmensa polivalencia. Englobas modernizar, último concepto que utilizó el presidente del gobierno. Y cambiar algunas cosas, que dijo el mismo presidente. Y actualizar, que se dijo desde otras poltronas.
Todo eso cabe en ti, ya puede correr la Real Academia a ponerte al día. Hasta ahora el señor Sánchez solo te había invocado en el fragor del mitin. Ahora entras todavía más fuerte en el debate político. Los sindicatos te celebran y a punto deben estar de sacarte en procesión para adoración de los fieles. Los empresarios te tienen miedo, porque eres para ellos la diosa de la ira. El gobierno en pleno, ya convertido a tu fe por la predicadora Yolanda Díaz, te pone en un altar como “posición única, fuerte y consensuada”, que es una forma de beatificarte.
Al Partido Popular, al verte en una nota oficial y escucharte en boca de la portavoz, solo le faltó decir “vade retro, Satán”, empuñando como una espada el crucifijo de los exorcismos. Y este escribidor te agradece todo cuanto le has inspirado estos días, pero se queda con una duda que a lo mejor es pecado mortal por falta de fe: ¿le habrán engañado las apariencias de refriegas entre vicepresidentas? Si todo está en el evangelio laico que nació en el pacto de coalición, se bautizó en el discurso de investidura y se confirmó en el papel enviado a Bruselas, ¿toda esta crisis en el gobierno habrá sido una ficción? Con la duda me quedo, pero también con esta seguridad: ¿cuál es el verbo? ¿Y tú me lo preguntas? El verbo eres tú, derogar. Y que se aparten todos los demás.