MANU MARLASCA Y LUIS RENDUELES

Territorio negro: La historia y detención del mejor ladrón de bibliotecas de Europa

Manu Marlasca y Luis Rendueles nos cuentan la historia de Zsolt Vamos, considerado el mejor ladrón de bibliotecas de toda Europa y apodado Usain Bolt por su rapidez para escapar de la Policía.

ondacero.es

Madrid | 06.11.2023 16:30

El territorio negro nos lleva a un ladrón de guante blanco, posiblemente el mejor ladrón de bibliotecas y de mapas históricos de toda Europa. Manu Marlasca y Luis Rendueles nos llevan hasta el verano de 2008. Un momento en el que, mientras este ladrón esquilmaba bibliotecas por toda España, los focos estaban puestos sobre este otro hombre.

Aquel verano de 2008 los guardias civiles que perseguían por toda España a nuestro ladrón de mapas, y que sabían que utilizaba varios nombres falsos, decidieron bautizarle así en un rasgo de humor negro. Iban a llamar así, Usain Bolt, al tipo que robaba bibliotecas porque siempre que ellos llegaban a detenerlo, el hombre se escapaba, ya no estaba.

Pero ese ladrón no era jamaicano, claro. Aunque al principio no estaba claro de dónde era ni cómo se llamaba realmente

Esta historia empieza en la biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, una biblioteca que está gestionada por Patrimonio Nacional, fundada por Felipe II a mediados del siglo 16. Allí, en marzo de 2008 había empezado a acudir a consultar mapas de mucho valor, un investigador extranjero. Y de allí se llevó un mapa desplegable a color que formaba parte de un libro titulado 'Nobus orbis Regionum Ac Insolarum Veteribus Incognitarum'. Ese libro es un tratado sobre cosmografía y expediciones geográficas escrito en 1537 y editado en Basilea (Suiza).

¿El ladrón que robó ese mapa no figuraba en ningún registro?

Para consultar cualquier volumen en esa biblioteca hay que hacerse un carnet de investigador. En este caso, los guardias civiles comprueban que, de los investigadores que acudieron en esas fechas, hay un nombre desconocido y sospechoso para ellos. Un tal Anton Ziska, nacido y con domicilio en Eslovaquia, según el pasaporte que ha aportado para poder entrar a consultar los libros.

¿Anton Ziska es su verdadero nombre?

Le bautizaron Usain Bolt por algo más. El pasaporte es falso y Anton Ziska no existe. El ladrón se esfuma. Pasa un año, y en abril de 2009, un ciudadano polaco que dice llamarse GYULA STPOCZ, según su pasaporte, intenta consultar unos libros en la biblioteca histórica de la Universidad Complutense. Saltan las alarmas cuando se comprueba su identidad y su imagen. Es el mismo tipo, el tal Ziska, que había robado en El Escorial un año antes.

Esta vez tampoco consiguen detenerlo porque el tipo, del que no saben su nombre real, se ha vuelto a esfumar. Y aparece días después, en otra biblioteca…

El pasaporte polaco también es falso. Y nuestro ladrón aparece semanas después, a finales de abril. Vuelve a usar el nombre de Anton Ziska y accede a la Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca. Cuando se vaya, sabrán que ha consultado 26 libros, casi todos de mapas históricos de América, y que se ha llevado hojas y mapas de cuatro de esos libros, antes de esfumarse de nuevo.

Desde ese robo en Salamanca, el ladrón de mapas empieza a recorrer España haciendo lo que mejor sabe, robar, y siempre con la Guardia Civil y la policía nacional detrás de él.

Así fue. En mayo de 2009, el tal Anton Ziska entra en la biblioteca de la Universidad de Valladolid y se lleva 23 hojas de mapas antiguos. En julio de ese año se lleva dos mapas de Ptolomeo, uno de los pioneros en esa ciencia, de la Biblioteca de Castilla La Mancha, en Toledo. Y aquí los guardias civiles obtienen la primera pista importante sobre quién es este ladrón

Habrían revisado viejos robos en bibliotecas, nombres de ladrones conocidos por toda Europa… Y eso significa que no tenían el nombre del ladrón pero sí las fotografías que usaba para sus carnets y pasaportes falsos.

Y esa imagen, ese tipo escurridizo coincide con un tal Zsolt Vamos, un ciudadano supuestamente húngaro, que decía ser periodista, y que había consultado un libro de mapas dos años atrás, en 2007, en la biblioteca de Salamanca.

Los guardias civiles, que ya saben que su ladrón se cuida, viste bien, come bien, se aloja en buenos hoteles, repasan la lista de clientes de los principales hoteles de Toledo los días en que el supuesto Ziska cometió los últimos robos. No hay ningún Ziska registrado en ningún hotel de Toledo, pero sí aparece un tal Zsolt Vamos, ciudadano húngaro. Además, descubren que ese tal Vamos no viaja solo, que viaja con alguien difícil de olvidar, al menos para el ojo masculino, o para determinadas miradas masculinas, de hecho ese detalle será importante para que lo detengan.

A ver, queréis decir que el ladrón viajaba con una mujer y que la mujer pasaba menos desapercibida que él.

El ladrón es un tipo maduro, pelo blanco, fornido y elegante, que parece de centroeuropa. Con él viaja una mujer veinte años más joven que él, nacida en República Dominicana. Ambos se han alojado en ese hotel de Toledo. Ella no entra en las bibliotecas ni comete los robos pero los guardias civiles consiguen su identidad y una imagen suya.

Están cada vez más cerca de ese ladrón que se les esfuma. Siguen su rastro por Madrid, donde ha estado alojado en un hotel de cinco estrellas con su pareja. Pero le da tiempo a cometer otro robo, en otra biblioteca más.

La entonces Directora de la Biblioteca Pública de Castilla y León en Valladolid, avisa a la guardia civil. Hace diez minutos que se ha ido un tal Anton Ziska. Ha consultado cuatro libros y ha mutilado dos de ellos. Se ha llevado 11 mapas, varios de ellos de su autor favorito, y el que más caro se paga en el mercado negro, Claudio Ptolomeo.

Al día siguiente, los guardias civiles averiguan que el ladrón ha pasado por Soria, la semana anterior. Y se ha llevado mapas de tres libros de la biblioteca pública de Soria. Los guardias civiles saben que Bolt, Ziska, o Zsolt Vamos, que tambén ha utilizado documentación finlandesa, lituana y eslovena, está cerca. Se mueve siempre en coches de alquiler y se aloja en buenos hoteles. Generalmente, la que reserva la habitación es su pareja, la mujer dominicana.

Y así, siguiendo su rastro, llegan a Pamplona, donde el 7 de agosto ven que el último coche que ha alquilado la pareja, un mercedes benz de color negro, está aparcado en el parking de la Universidad Privada de Pamplona (Navarra). Repasan los mejores hoteles de la ciudad y ven que la pareja tiene habitación en uno de ellos para los siguientes cuatro días. Esta vez parece que han llegado antes de que el ladrón se esfume.

¿Los guardias civiles van a ese hotel de Pamplona a detenerlo?

Sí, pero cuando llegan no está. Y aquí interviene digamos la memoria selectiva del recepcionista del hotel. No se acuerda muy bien de un tipo maduro, de pelo blanco, extranjero, unos 45 o cincuenta años. Pero no olvida a una mujer dominicana, joven, muy llamativa, digamos, que va con un señor mayor. Acaba de salir a la farmacia, a comprar algo, la chica ha dicho que vuelve ahora a por las maletas. Y el recepcionista no falla. Al rato, regresa la mujer, Evelyn, y con ella está el ladrón, Zsolt Vamos. Los dos son detenidos.

Los guardias civiles registran la habitación de la pareja y encuentran mucho más de lo que esperaban.

Allí había unos 60 mapas que este hombre había robado de libros de bibliotecas de toda España y también de Portugal. También la dirección de su casa, un lugar precioso según nos han dicho, con embarcadero privado junto al lago Balaton, en Hungría. El ladrón había enviado allí varios de los mapas robados.

Los guardias civiles fueron a Hungría y también a República Dominicana y recuperaron un total de 67 mapas, por valor de más de 350.000 euros que este ladrón había ido robando por toda España. Por cierto, también había robado mapas en Alemania y otros países. En su casa de Hungría, nos contaban, tenía mapas robados hasta debajo de la cama. Otros, suponemos que de valor más sentimental, estaban enmarcados y colgados de las paredes.

Y los investigadores encuentran también una agenda del ladrón y digamos algunos útiles, algunas herramientas de trabajo.

¿Los arrancaba sin más?

Zsolt Vamos, ese es su verdadero nombre, parece, trabajaba por encargo, robaba solo mapas muy concretos, así que no podía arrancarlos porque perderían valor. Tenía varios métodos. Usaba los cuellos duros de las camisas de vestir que utilizaba. Sacaba esas hojas de los cuellos y las usaba como cuchillas para recortar de los libros los mapas que quería llevarse. Luego, los metía en el interior de su chaqueta y adiós. Otras veces metía pequeñas cuchillas o cuter en el interior.