Granados y Marjaliza o Chirrín y Mortimer: Valdemoro, Suiza, Marbella
El polvo, el trigo, la paja… Francisco Granados hablaba así en La Sexta noche sobre algunos delincuentes de su partido, el PP, como Luis Bárcenas. Él era trigo (limpio, se entiende). Hoy el que fuera secretario general del PP en Madrid, consejero de Interior y Justicia, está en la cárcel por delitos de corrupción y pertenencia a organización criminal. La operación Púnica de la Guardia Civil ha terminado con su carrera y la de su inseparable amigo David Marjaliza. En este territorio de dinero negro y corrupción os contamos la historia de Granados y Marjaliza, el político y el constructor, o como les llaman los más íntimos, Chirrín y Mortimer.
Empezamos por lo último que se ha sabido de Francisco Granados y David Marjaliza. Interviú publica su última compra millonaria, que se sepa: dos lujosas villas en El Arenal, un complejo residencial de Marbella, valoradas en un millón doscientos mil euros cada una.
Son villas de algo más de 500 metros cuadrados, situadas a 50 metros de la arena de la playa de las Chapas, muy cerquita de Marbella. Algunas están sin terminar, las imágenes las hemos publicado en interviú. Granados y su mujer, Nieves Alarcón, son dueños de la villa número siete; y David Marjaliza y su esposa, Adela Cubas, son los dueños de la villa que está pegada a esa por detrás, la número diez. Las villas de lujo de El Arenal tienen un sótano con garaje, una planta baja con porche y jardín, una más con cuatro dormitorios, cada uno con su baño independiente, y una terraza o ático solarium. Todo es de primeras calidades, desde el pavimento de mármol en las baldosas, hasta la domótica de luz y persianas motorizadas. En cada villa, también en las de Granados y Marjaliza, hay una caja fuerte empotrada.
Granados y Marjaliza inscribieron la compra el mismo día, el 29 de noviembre de 2012. Los dos acudieron al mismo notario, don Miguel Rubio, de la localidad madrileña de Pinto, muy próxima a Valdemoro, de donde proceden los dos, y donde comenzaron su carrera. El político puso la villa a su nombre y al de su mujer; el constructor lo hizo a nombre de Divana Integral SL, una de los cientos de sociedades que controla, según ha descubierto la Guardia Civil.
Esas villas de lujo y pegaditas son la última adquisición de la pareja, los dos hoy en la cárcel, los dos con cuentas en Suiza… Como dijo el torero Juan Belmonte cuando le preguntaron por un banderillero suyo que había llegado a gobernador civil de Huelva: “degenerando”. Granados y Marjaliza son casi de la misma edad, el político tiene 50 años y el constructor, 47. Se conocen en el colegio del pueblo. Chirrín es hijo de un agricultor y Mortimer de un guardia civil. Hacen buenas migas y con otros jóvenes forman un grupo al que todos empiezan a conocer como los villanos. En el año 1995, Granados, que había estudiado económicas, trabajaba en Societé Generale como broker. Su amigo Marjaliza, que había salido mal de Nuevas Generaciones y del ayuntamiento, donde fue concejal por el PP, ya tenía un par de pequeñas empresas inmobiliarias en Valdemoro.
Los dos se presentan aquel año para ser alcalde de su pueblo. Marjaliza, por un partido al que llamó Independientes por Valdemoro; Granados, como jefe del PP. Gana Granados, pero los más de 450 votos que saca su amigo le impiden gobernar. Ese fue el último desencuentro entre los dos. En el 99, Granados repite como candidato y Marjaliza ya no se presenta.
Y Granados, el hijo del agricultor, gana con mayoría absoluta. Repite victoria en 2003. Y empiezan ya las polémicas y los negocios extraños con constructores. Y empieza a correr el dinero. Sí. Granados y Marjaliza no se entienden el uno sin el otro. El constructor acabará gestionando el 60 por ciento del suelo de la localidad. Era el dueño del pueblo. Casi todo lo importante pasaba por sus manos. Pelotazos millonarios, desde un sobrecoste en una cabalgata de Reyes hasta un gimnasio, pasando por el último, un contrato para arrendar un suelo a Mercadona. Ya en aquellos años del siglo pasado empieza a funcionar la cuenta suiza en UBS. Granados contaría luego que la cerró en el año 2000, pero tuvo otras.
Empiezan a surgir datos que hablan de su relación promiscua con constructores. Cuando el alcalde Granados se presenta a la reelección, regala 20.000 botellas de aceite, casi una por familia de Valdemoro. Esas botellas fueron pagadas por Ramiro Cid, otro constructor ahora imputado.
Pero Granados arrasa en las elecciones y Esperanza Aguirre le llama en 2003 para entrar en su gobierno de la Comunidad de Madrid. Y también para dirigir el PP en Madrid, nada menos.
Sí. Granados fue, por ejemplo, presidente de la comisión de investigación de aquel Tamayazo, aquella deserción de dos diputados socialistas que permitieron volver a votar y que Esperanza Aguirre siguiera en el gobierno regional. Es un tipo llano y campechano, de buen trato, que hizo buenas migas con la prensa y fue tertuliano en muchos medios.
Sin embargo, sus conexiones peligrosas siguieron dándole disgustos. En 2006, alguien quemó en el garaje de su casa de Valdemoro el Mini Cooper de su mujer. Granados no quiso denunciar, pese a que la Guardia Civil le insistió en que había sido algo provocado y debía hacerlo. Al investigar el caso, los agentes vieron que el Mini estaba a nombre de una sociedad propiedad del constructor Cid, el del aceite en campaña electoral. Esa es la historia que Esperanza Aguirre dijo que no asoció entonces con la cabeza de caballo de la película El Padrino.
Granados dijo que todo era un error, que el Mini era de su mujer y que la constructora no lo había dado de baja por un asunto burocrático. El caso es que ya para entonces tanto él como Marjaliza habían crecido mucho. En el año 2003, ya eran dueños, según las pesquisas de la Guardia Civil, de dos adosados en Marbella, en la misma zona de El Arenal, algo más modestos, de unos 300.000 euros cada uno, un poco más lejos de la playa, aunque eso sí, con piscina tropical. Para guardar las formas, Granados afirmó que se lo había vendido a Marjaliza, aunque él pagaba la central de alarmas 24 horas. Mortimer compra también un par de yates, a los que invita en verano a varios políticos del PP, por supuesto Granados entre ellos.
El caso es que hoy ese chalé sigue siendo propiedad del señor Granados y su esposa, aunque está a la venta. La Guardia Civil cree que un tercer adosado pegado al de Granados y que está a nombre de otra sociedad es realmente de José Miguel Moreno, sucesor de Granados en el ayuntamiento de Valdemoro, y actual diputado del PP en la Comunidad de Madrid.
De Valdemoro a Marbella y a Suiza también, no podía faltar...La Guardia Civil ha descubierto que Granados tuvo una cuenta en Suiza con su nombre hasta 2007, no hasta el año 2000 como él dijo. Y Marjaliza también cierra ese año la suya. Parece que lo hicieron simplemente para ocultarse mejor. Los dos forman parte de una sociedad llamada Sheraton Trading que tiene una nueva cuenta suiza y sede en Costa Rica. Y una cuarta cuenta suiza más de la pareja está siendo investigada. En aquel año, 2007, traen de vuelta a España al menos cuatro millones de euros en una operación de blanqueo de dinero de libro. El dinero viaja de Suiza a Costa Rica, de allí a Singapur, siempre a nombre de sociedades que, de pronto, sienten inquietudes artísticas irrefrenables y compran obras millonarias. Ese dinero limpio ya vuelve a las cuentas de nuestros dos personajes en España.
Y en todos esos años, Granados era uno de los dos delfines de Esperanza Aguirre. Pero en 2009, un director general de una constructora acude a a interviú, y a la justicia. Nuestro compañero Javier Chicote, hoy en ABC, y Juanjo Fernández cubrieron aquella historia. David Merino había sido director general de la constructora Dico (que luego pasó a ser controlada por Marjaliza y llegó a ser la sexta más importante de España). Merino contó entonces, y así lo publicamos en interviú, que él mismo había dado sobres con dinero a Francisco Granados a cambio de obras y recalificaciones, en algunas cacerías en una finca de la constructora y en partidas de póquer donde Granados y, por ejemplo, el que luego sería famoso como El Albondiguilla, el entonces alcalde de Boadilla del Monte, apostaban con billetes de 500 euros, dinero de la constructora.
Pero todo quedó enterrado. Esperanza Aguirre contó la semana pasada en esta casa, en Onda Cero, que ella había llamado a Granados a su despacho y le había preguntado por el reportaje. Este, claro, le dijo que era todo mentira. Pero es que el constructor fue a contárselo al Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Se acusó a sí mismo de delitos gravísimos, por ejemplo cohecho, comprar a funcionarios y políticos. Y le dejaron irse sin muchas preguntas. No vamos a especular, pero daremos un dato: Granados era entonces el Consejero de Justicia de Madrid, con mando en plaza sobre nombramientos de jueces. Y uno más: cuando meses después de esa historia, el caso Gürtel pasa al Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Ese día, Granados come con su presidente, Francisco Javier Vieira. Poco después, hace una declaración de bienes de dos folios donde habla de su patrimonio y sus casas. Todo, dice, en Valdemoro, nada de Marbella ni de Suiza. La vida sigue.
Un panorama bastante oscuro. Es una corrupción casi perfecta. ¿Por qué se destapa? Por el trabajo de la Guardia Civil, por la codicia y también por un error político. El diario El País descubre en 2011 que varios políticos del PP afines a Rajoy fueron espiados: Alberto Ruiz Gallardón, Manuel Cobo, Alfredo Prada… y que también se espió a Ignacio González, el actual presidente de la Comunidad de Madrid, e íntimo enemigo de Granados por la herencia de Aguirre.
El caso se empantana en los juzgados, ahí sigue, pero hay tres guardias civiles que aparecen implicados. Son los mismos tres guardias que Francisco Granados sacó de la Dirección General para llevárselos con él a la Comunidad de Madrid y duplicarles el sueldo. De hecho, los bautizan luego como la serie, “los hombres de Paco”. González está convencido de que le espiaron por orden de Granados para destruirle políticamente. Y Aguirre acaba creyendo esa versión y destituye a Granados de su gobierno y del partido, aunque le dejan a la sopa boba en el Senado.
Y en enero de 2014, el diario El Mundo destapa la primera cuenta suiza de Granados, con un millón y medio de euros. Él asegura que es anterior a su entrada en políticaPero el grupo de Delitos contra la Administración de la UCO de la Guardia Civil, el mismo que desentraña el escándalo de los ERE de Andalucía, se pone en marcha. Y lo que han investigado desde entonces les ha hecho vivir la corrupción en directo. Marjaliza y su mano derecha, esposa de un guardia civil y con la bandera de España en la puerta de su chalé, no dejaban de trabajar, de crear sociedades, de entrar en proyectos: empresas de sanidad, ahora que en Madrid se quiere privatizar, apuestas deportivas, inmobiliarias…
Habían trabado relación con la empresa Cofely, que consiguió millonarios contratos en ayuntamientos de toda España a base de repartir sobres. Granados, en cambio, era más relajado, más fiestero. Parece que estaba fuera del asunto de los sobornos de Cofely. Sin embargo fue él, debido a sus muy buenas relaciones con guardias civiles, quien recibió el chivatazo que puso en peligro la operación.
Un guardia civil encargado de colocar dispositivos de vigilancia a esta gente, avisa a Granados de que le están investigando. Ocurrió una noche de copas en un bar de Valdemoro. Granados llamó a uno de los hombres de Paco, el guardia civil Caro Vinagre. Éste hizo gestiones y confirmó que la UCO estaba investigando a su jefe. Le avisó. Granados llamó entonces a su amigo Marjaliza: “La UCO está detrás de nosotros, esto es serio”. El constructor, al estilo Pujol, contestó: “Quiénes son la UCO?”
No acaban de aprenderse los nombres de la gente que lucha contra la corrupción, por suerte. En fin. Ese guardia ha sido detenido y acusado de revelación de secretos. Durante la operación, sus jefes prefirieron no decir que le habían descubierto, simplemente le mandaron a poner cámaras y chicharras a Alicante. Ha sido una investigación muy complicada, porque se trata de una organización criminal. Los jefes de la UCO, por ejemplo, exigieron no contar con nadie de Valdemoro (sede del colegio de Guardias Jóvenes y donde hay un enorme cuartel)… y avisaron a los políticos del ministerio muy poco antes de detener a todos, suponemos que porque se les pasó…
Será por eso, claro. ¿ Sabemos cuánto dinero se ha llevado Chirrín y Mortimer? Es muy difícil calcularlo. Han dejado los ayuntamientos, el de Valdemoro, con unos pufos brutales, unas deudas gigantescas. La Guardia Civil ha hecho unos primeros cálculos y habla de que Marjaliza tenía en su sociedad patrimonial algo más de 30 millones de euros (solo en una sicav, de esas que pagan el 1 por ciento a Hacienda, tenía 25 kilos). Van ya por los 33 millones, pero pensamos que serán muchos más si le añadimos los chalés embargados por ejemplo. Falta saber cuánto es de Marjaliza y cuánto de Granados.
Deberíamos acabar con una reflexión. Esta gente, como el señor Granados, sospechoso y ahora imputado, ganaba elecciones, arrasaba, daba votos. Como el señor Gil, o Fabra, o algunos socialistas andaluces o el minero millonario Fernández Villa en Asturias… ¿Qué ha cambiado?Daban obras, contratos, puestos de trabajo, movimiento al pueblo, aunque parte del dinero se quedaba por el camino. Y sí, la gente seguía votando. Pero han cambiado los tiempos. Un agente nos decía que hace años cuando detenían a algún concejal en algún ayuntamiento, grupos de vecinos se congregaban en la puerta para aplaudir al político y darle ánimos. Y que estos días, trabajando en la operación Púnica, la gente se acercaba y les aplaudía a ellos cuando salían con cajas y detenidos de los despachos. Más vale tarde, que dirían Manu y Mamen Mendizábal.