Decapitación en Oviedo: la doble vida del 'asesino de la cabeza'
En esta edición del Territorio Negro, Manu Marlasca y Luis Rendueles comentan el impactante asesinato de un hombre a manos de su hijo, presuntamente, en Soto de Arriba (Asturias).
👉 Detenido un hombre en Asturias acusado de matar y decapitar a su padre
Hace unos días, los medios de comunicación dirigieron su atención hacia una pequeña población cercana a Oviedo, que sin duda pasará a la historia de la crónica negra de nuestro país.
En esta edición de Territorio Negro, en 'Julia en la Onda', los periodistas Manu Marlasca y Luis Rendueles han detallado la escabrosa decapitación de Miguel Ángel Muñiz, presuntamente a manos de su hijo.
Terror en la rotonda
Era una noche cualquiera, en este caso, la del pasado lunes. En una carretera de salida de una ciudad, en este caso Oviedo: conductores que vuelven a casa y pasan por una glorieta, una rotonda que va hacia Soto de Arriba, y que se convertirá en el escenario de un dantesco delito.
Los que hacen esa rotonda con sus coches no pueden creer lo que ven: un tipo desnudo de cintura para arriba se tira contra los coches, y parece que lleva un hacha en la mano. A otros conductores les lanza algo que parece un balón o una pelota de fútbol. Pero es una cabeza: está tirando contra los coches la cabeza de otra persona.
“El zumbado este de la rotonda de Soto mató a alguien, había una cabeza en mitad de la rotonda. La acabamos de ver, una cabeza de un paisano, el tío estaba desnudo… Acabamos de ver una cabeza en mitad, debió matar a alguien… Ni se vos ocurra pasar por la rotonda de Soto, vaya”".
Con estas palabras, un hombre que circuló por la glorieta de Soto de Arriba, advirtió a través de un audio de WhatsApp a unos amigos que evitasen acercarse a la zona, donde se encontraba un hombre en estado de enajenación, que fue reducido por la Guardia Civil después del aviso de uno de los conductores que lo vio.
Delirios del detenido
Después de la llamada llega la Guardia Civil, que tiene que reducir al hombre con fuerza, para detenerlo y, poco después, llevarlo al Hospital Central de Asturias, el HUCA.
El tipo, al que han quitado el hacha, canta el Cara al Sol y dice cosas como “os voy a matar a todos”: no está en condiciones de ser interrogado por los agentes. Allí mismo, en la rotonda, bajo un quitamiedos, los guardias civiles encuentran la cabeza decapitada de un hombre mayor.
La cabeza pertenece a Miguel Ángel Muñiz, un jubilado que había sido minero y también celador en el hospital central de Asturias. Y el tipo que se llevan detenido y a ese mismo hospital es su hijo, Pablo, de 46 años, que vivía con él.
Un asesinato en El Picón
Padre e hijo vivían en una casa de la aldea de El Picón, a unos 200 metros de esa rotonda de la carretera nacional donde ocurre ese episodio tan siniestro. Los investigadores de la Guardia Civil encuentran el resto del cuerpo del padre a la puerta de la casa de unos vecinos.
El Picón es una pequeña aldea de unas pocas casas bajas entre los ríos Caudal y Nalón, muy cerca de Oviedo y también muy cerca de la central térmica de Soto de Ribera.
Todo indica que Pablo y su padre discutieron en su casa hacia las nueve y media de la noche el lunes pasado, el 8 de abril. Que Pablo, dentro de la casa, apuñaló dos veces a su padre. El anciano, herido, consiguió salir de la casa e intentó pedir ayuda a los vecinos. Cuando ya había llegado a la puerta de la casa más cercana, su hijo le alcanzó.
Llevaba un hacha en la mano y le cortó la cabeza. Dejó el cuerpo de su padre allí mismo y, con el hacha en una mano y la cabeza de su padre en la otra, bajó andando la colina, unos 200 metros: llegó a la rotonda de la carretera y se puso a lanzarla contra los coches, y también a tirarse él mismo contra los coches que pasaban por allí.
¿Qué le pasaba a Pablo?
En el hospital se hacen, o se intentan hacer, las primeras pruebas a este hombre que ha cometido un crimen tan horrible. Las únicas pruebas que se le hacen al principio, porque llega fuera de control en lo que parece un brote psicótico, sirven para descartar que Pablo hubiera tomado drogas, algo que puede ayudar a desencadenar ese tipo de episodios,
Los resultados de esos análisis dan también negativo en alcohol. Los psiquiatras empiezan a darle medicación para ese brote psicótico, y la Guardia Civil sigue su investigación a la espera de poder interrogarlo en el hospital.
Parece que Pablo puede sufrir alguna enfermedad mental, alguna patología. Había protagonizado otros problemas, ¿había agredido alguna vez a su padre?
Su padre nunca había denunciado a Pablo. Eso no significa que su padre no pudiera haber sufrido alguna agresión anterior: ocurre en algunos casos de enfermos mentales que no se medican y pueden ser violentos.
Uno de sus familiares explicó a los investigadores que Pablo tiene problemas mentales y que no tomaba la medicación, pero la Guardia Civil no ha encontrado rastro de eso en su historial médico, al menos en los servicios de Salud Mental de la sanidad pública.
Los antecedentes del detenido
Los vecinos cuentan que padre e hijo se llevaban bien. La madre se había ido a vivir a Grado después de separarse del padre y los dos hermanos de Pablo también hicieron su vida y se fueron a vivir lejos de la aldea tiempo atrás. La tarde del crimen, un vecino vio a Pablo segar con total normalidad la hierba del prao' de su padre.
Además, no existe ninguna denuncia de nadie contra este hombre: no tenía antecedentes de ningún tipo. Sí hubo un episodio extraño que ocurrió en el entorno de Pablo, pero del que no se sabe siquiera si él tuvo algo que ver.
Ocurrió hace más de dos años en otra aldea asturiana, en La Borbolla, en Grado. Allí vive la madre de Pablo desde que se separó, y allí pasaba algunas temporadas Pablo. Cuando vivía con su madre, Pablo salía con un rebaño de ovejas por el monte y no protagonizó ningún episodio violento con nadie.
Sin embargo, Pablo estaba en la aldea cuando apareció la cabeza de una oveja colgada en un árbol en una de las fincas de su familia.
A pesar de la gravedad de los hechos, ese episodio no se denunció, y no consta que fuera Pablo el que degollara a la oveja, pero es una posibilidad. Lo cierto es que por aquellos meses, se cocía una polémica en la aldea.
El gobierno autonómico había puesto en marcha unas obras en una carretera que pasaba junto a las fincas de la familia, obligando a los dueños a talar unos cuantos árboles, algunos en los prados por donde Pablo paseaba a las ovejas.
Ese episodio macabro, al parecer, podría haber sido una extraña forma de protestar por la tala de los árboles. Sin embargo, el asunto no fue a más y nunca se supo con certeza quién había sido.
Este hombre, Pablo Muñiz, decapitó a su padre la noche del pasado lunes, tuvo que ser ingresado en el hospital, en Oviedo. Le dan medicación y al final consiguen tomarle declaración el pasado jueves. El miércoles, los guardias civiles no consiguen tomarle declaración en su habitación del hospital.
Muñiz dice cosas incoherentes, como que va a matar a todos y que “viva España”. El jueves acuden al hospital, esta vez con el juez, el fiscal y el resto de la comitiva que investiga el caso. Y entonces sí consiguen tomarle declaración.
"Corté por lo sano"
Pablo Muñiz, fuertemente medicado, les cuenta que no está arrepentido, y de hecho les dice que “tenía que haberlo hecho antes”, antes hablar muy mal de su padre. Desde los pasillos del hospital se escucha como llega a hacer algunas bromas sobre lo que hizo con su padre y con el hacha. “Corté por lo sano”, dice en voz alta.
Después de tomarle declaración, el juez ordena que, en cuanto se recupere, sea trasladado a una cárcel donde exista un módulo psiquiátrico. Está acusado del asesinato de su padre y de dos intentos de homicidio, que sufrieron las personas contra las que se lanzó, él mismo con su hacha y la cabeza de su padre, en la carretera cercana a su casa.
Todo indica que este hombre sufrió un brote psicótico, un episodio incontrolable de violencia, si bien aún siguen haciéndole pruebas y esperando resultados en el hospital.
Una enfermedad que "lo transformó por completo"
El pasado viernes, algunos familiares de Pablo y de su padre, Miguel Ángel, la víctima, participaron en el minuto de silencio que se hizo en el ayuntamiento de Ribera de Arriba, la zona donde vivían y donde ocurrió todo.
Uno de los hijos de la víctima, y hermano también del asesino, dijo que Pablo jamás había sido violento y atribuyó lo ocurrido a una enfermedad psiquiátrica, que, así lo dijo, “lo transformó por completo”.
El tío de Pablo, hermano de la víctima intervino, así después del minuto de silencio y pidió compasión para el asesino, tal y como recogieron los compañeros de La Nueva España, que estuvieron allí:
“Unas palabras de Pablo, sí que os pediría a los que creéis en Dios… No le juzguemos porque yo creo que si le juzgamos podemos equivocarnos, tenerle compasión… Lo lleve lo mejor posible, gracias…".
¿Doble vida de Pablo?
El balance de este crimen es desolador: una familia destrozada, un padre asesinado y un hijo enfermo que es el culpable. La Guardia Civil sigue haciendo su trabajo, y ha encontrado algunas señales inquietantes que señalan que Pablo podría haber vivido en una mentira durante muchos años
Pablo Muñiz había trabajado unos meses en una conocida empresa de productos lácteos que está cerca de su casa y de la casa de su padre. Algo no salió bien y fue despedido. Esto ocurrió hace muchos años, más de 15.
Los investigadores de la Guardia Civil han recabado testimonios que dicen que Pablo siguió fingiendo que tenía trabajo en esa empresa. De hecho, les han contado que salía cada mañana de casa de su padre, jubilado, con una mochila donde llevaba algo de comer y le decía que se iba a trabajar.
Una de las hipótesis es que la discusión del último día en la vida del anciano se pudo originar porque descubriera la enorme mentira, la doble vida de su hijo que le había tenido engañado durante tanto tiempo.
La Guardia Civil piensa que este hombre, Pablo, se iba de casa cada mañana, diciéndole a su padre que se disponía a trabajar. Luego, por la tarde, volvía a casa y le comentaba la presunta jornada en la fábrica, manteniendo una mentira durante 15 años.
La historia de Jean Claude Romand
Nosotros conocemos un caso similar en ese sentido: en Francia, Jean Claude Romand les contó a sus padres, a sus amigos, a su mujer y a sus hijos, que era médico y que trabajaba en la Organización Mundial de la Salud.
Esa enorme mentira se fue convirtiendo en una bola de nieve cada vez más grande: cada mañana cogía su maletín y pasaba el día en un bosque antes de volver a casa, estalló en enero de 1993.
Romand, que estaba a punto de ser descubierto, mató a su mujer, a sus dos hijos de cinco y siete años y luego mató a sus padres. Fue condenado a cadena perpetua y su historia la contó de forma magistral, casi como un cirujano, Emmanuel Carrere, en una novela llamada “El adversario”.
Romand mató a su familia porque su gran mentira iba a descubrirse. Como no trabajaba, no ganaba dinero, y mantuvo su tren de vida pidiendo préstamos para supuestas inversiones a amigos y conocidos, pero todo iba a saltar por los aires porque había perdido su dinero, claro.
Fue condenado a cadena perpetua en Francia, que como en España, es una condena revisable si el preso evoluciona bien. En 2019, 26 años después de sus crímenes, salió en libertad. Pasó un par de años viviendo con unos monjes en la abadía de Fontgombault, hasta que decidió irse en 2021 y desaparecer sin dejar rastro.
La policía sigue investigando
En el caso de Pablo Muñiz, la Guardia Civil investiga ahora si recibía algún tipo de subsidio o de ayuda, o había pedido algún dinero prestado para vivir: obviamente, no tenía ningún ingreso del trabajo, porque no trabajaba.
Su padre sí que recibía una pensión después de muchos años trabajando, primero en la mina, donde tuvo un accidente, y luego ejerciendo como celador en el Hospital Universitario Central de Asturias.