Son muchas y valiosas las aportaciones de las mujeres a la cultura y a la ciencia, si bien en muchas ocasiones se ha invisibilizado el trabajo de miles de escritoras, artistas, investigadoras y matemáticas. En el año 2006, las catedráticas especializadas en Matemáticas María José Souto y Ana Dorotea Tarrío rescataron del olvido a María Josefa Wonenburger, una matemática coruñesa que estudió e investigó en las universidades más prestigiosas de Estados Unidos y que hizo grandes aportaciones en el campo del álgebra.
Años después, estas investigadores han indagado más en la historia de esta investigadora a través del libro "María Wonenburger: la atrevida matemática a la que nuestro país le dio dos veces la espalda", donde reivindican el trabajo de esta matemática nacida en Oleiros, A Coruña. A pesar de su apellido extranjero - Wonenburguer tenía ascendencia alemana-, la matemática procedía de una familia gallega dueña de una fundición, con una posición económica que permitió a la joven María relacionarse con la élite más selecta del mundo cultural e intelectual de A Coruña.
A pesar de que sus padres querían que María estudiase ingeniería para gestionar la fundición, Wonenburger tuvo siempre clara su vocación: las matemáticas. Para las autoras de su libro biográfico, el empeño de Wonenburger es un gran ejemplo de superación y tesón para las nuevas generaciones: las autoras han elogiado a la investigadora por "seguir luchando por lo que una quiere conseguir". "Ella quería profundizar y estudiar matemáticas, y lo consiguió", han subrayado las catedráticas.
Wonenburger se trasladó a Madrid para estudiar en la Universidad Central en los años 40, aunque en los años 50 obtuvo una década de doctorado gracias a su destacable talento para los números: entonces, Wonenburguer pudo formarse en Yale, doctorarse y llegar incluso a dirigir la tesis de Robert Moody, un destacado matemático que, eventualmente, formuló una estructura algebraica muy relevante a día de hoy.
A pesar de su trayectoria y aportaciones, la discreción de Wonenburger provocó que, durante décadas, las instituciones de nuestro país no reconociesen su meteórica carrera. Sin embargo, la labor de divulgación de Souto y Tarrío contribuyó a reivindicar su figura, y actualmente la matemática cuenta con una calle homónima en Cataluña y con un monolito en el Paseo das Ciencias de esta ciudad gallega.
Además, cada año, la Xunta premia a las investigadoras más punteras cada año con el galardón María Josefa Wonenburger, un nombre que poco a poco va obteniendo el lugar que se merece en el Olimpo de las ciencias españolas.