Javier nos explica que "la música de Debussy es claramente deudora de la de Chopin", puesto que ambas tienen una sensibilidad común y especial. Probablemente si hubieran coincidido en el tiempo y hubieran mantenido una conversación, los dos artistas "habrían hablado de conseguir un determinado sonido muy especial".
Se lamenta de que "en nuestro país la música clásica no goza del respeto o la consideración de la que puede gozar en otros países del mundo", aunque asegura que hemos avanzado mucho, y destaca como ejemplo a seguir el trato que recibe la música clásica en Japón, donde "el público impacta desde el primer minuto por el respeto, el aprecio, el trato, pero sobre todo, por el silencio que se convierte en el mejor cómplice de un intérprete".