La reforma de las pensiones consiste en una primera propuesta que introduciría el factor de sostenibilidad que vincula la pensión a la esperanza de vida y que entraría en vigor en el año 2019. La segunda propuesta consiste en fijar una fórmula para revalorizar las pensiones donde entren en juego diversas variables como el crecimiento, el empleo, los precios o la cantidad de cotizantes y pensionistas que tenga en ese momento la Seguridad Social. La revalorización tendría además un suelo mínimo y un techo máximo de forma que no se pueda ni bajar, ni congelar, ni subir las pensiones mucho más allá del IPC. Esta reforma permitiría ahorrar 33.000 millones de euros en nueve años.
Juan Adriansens asegura que "no hay una sola frase cierta que nos hayan dicho" y que es "es verdaderamente terrible que estemos gobernados por personas que no han dicho ni una sola verdad". Comenta que "estamos en el reino de la mentira" y que la culpa, en parte, es de la ciudadanía, ya que "los políticos pueden mentir impunemente porque el pueblo lo aguanta".
Por su parte, Juan Carlos Girauta explica que "el poder adquisitivo de los pensionistas españoles en los próximos años va a descender", pero que es necesario hacer algo debido al futuro demográfico que se nos avecina. Opina que el problema del Gobierno es que "hacen falta ganas de explicarse, de comunicar, de hacer pedagogía y de asumir la parte negativa de gobernar" y que el futuro de las pensiones "es una verdad con la que no se debería hacer demagogia".
Elisa Beni sin embargo hace hincapié en que el problema demográfico "no es un problema de anteayer", y que todo el mundo era consciente de que algún día la generación baby-boom se jubilaría.