Comentamos las detenciones a los sacerdotes de Granada por los casos de pederastia y corrupción. Hablamos de la denuncia que hizo que todo esto saliera a la luz: la de un joven granadino de 24 años que escribió al Papa Francisco I para hablarle del infierno de abusos sexuales que sufría desde la adolescencia cuando este clan le cogió como monaguillo.
Juan Carlos Girauta comenta que en la época del Papa Francisco, el bien y el mal están muy bien definidos y que el Arzobispado de Granada se ha querido situar en una zona intermedia que no existe. “El actual papa tiene la ventaja de no querer ocultar estos casos y esto abre una nueva época para la iglesia”. Además dice que fue un buen acto por parte del supremo, llamar por teléfono personalmente al denunciante.
Bajo su conmoción, María José Tarancón afirma que la parece perfecto que la Iglesia haya decidido acabar con el famoso silencio que había hasta ahora en casos de abusos sexuales. Le impresiona conocer que “estamos ante un hecho de abusos y, además, de corrupción” porque en la actualidad es un caso muy de moda. Le gustaría que se juzgara a los acusados en los tribunales ordinarios. También le alegra saber el buen acto que tuvo el Papa de pedir perdón, personalmente, en nombre de La Iglesia.
Carmen Rigalt cree que “esto significa muchos pasos más para la Iglesia” ya que a lo largo del tiempo se han conocido demasiados casos de pederastia dentro de esta institución y nunca han salido a la luz, hasta ahora. Por ello, también apoya la decisión que ha tomado El Papa de animar al denunciante a seguir adelante con la demanda.