La reina Isabel II de Inglaterra ha cumplido este pasado 5 de febrero 70 años en el trono de la corona británica, superando a su abuela como la monarca más longeva de la Historia. "Isabel la Inquebrantable", como algunos historiadores planean llamarla, vivió la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría y todos los acontecimientos relevantes de finales del siglo XX y de este siglo XXI, como la pandemia mundial de coronavirus.
Su reinado comenzó cuando ella tan solo tenía 25 años, y se despertó subida a una casa construida en una higuera en Kénia ya como reina tras el fallecimiento de su padre. Con 95 años, se ha convertido en todo un símbolo de resistencia y ejemplo de cómo mantener una institución a pesar de vivir en tiempos convulsos y llenos de cambios.
Un año después de la muerte del rey y tras pasar el luto protocolario, el 2 de junio de 1953, Isabel se convirtió en la nueva reina del Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Pakistán y Ceilán en una coronación que se retransmitió en todo el mundo. Por aquel entonces, Europa aún trataba de recomponerse de las heridas que dejó la Segunda Guerra Mundial y sus posteriores rupturas y desastres entre países.
A lo largo de su vida, la reina ha vivido la Guerra del Sinaí, la de las Maldivas, las de Irak y Afganistán, el encargo de gobierno a Margaret Thatcher, convirtiéndose en la primera Primera Ministra de la historia del país o el mismo encargo a Tony Blair, contemporáneo a la muerte de su nuera Lady Di.