Más allá de las lecturas políticas interesadas, es evidente que ciudadanos independentistas, no independentistas e indecisos conviven en Cataluña sin más problemas que la incertidumbre de futuro que les une a todos.
Los políticos están obligados a dar respuestas sí o sí y, en todo caso, el tablero parlamentario catalán está llamado a grandes cambios que añadirán mucha dificultad a la situación.
Asombrar al mundo es lo que pretende hoy Artur Más -lo ha dicho en inglés esta mañana-. Aunque lo asombroso sería que todos los que tienen papel en esta obra –en Barcelona y Madrid- tuvieran suficiente inteligencia para afrontarlo.