Tampoco los mercados son los únicos responsables de la situación endemoniada en que se encuentra Europa. Parafraseando a Clinton podríamos decir “no solo es la economía estúpido, es sobre todo la política”.
Basta con escuchar atentamente algunas declaraciones para comprobar cuantas moralejas políticas, escarmientos y maniobras orquestales en la oscuridad están teniendo lugar. Los partidos conservadores gobernantes, especialmente si tienen próxima alguna convocatoria electoral, temen como al agua hirviendo que Syriza arranque más concesiones y una negociación más favorable para los griegos. Sería la prueba de que otra política económica es posible. O sea, un peligro para el status quo. Los partidos progresistas temen, por su lado, que Syriza y su posición hunda más a Grecia y que eso se ponga en el debe de toda la izquierda europea. Ya saben, populistas radicales de izquierda que nos llevan al desastre.
¿A qué les suenan esas posiciones? . Lo malo es que nos estamos jugando el futuro de Europa y unos y otros, aquí y allá, siguen pensando solo en su sillón. El cortoplacismo y el sectarismo suele ser la muerte de la razón.