Para empezar, los trabajadores que están entrando ahora en el mercado laboral, tendrán desde luego una pensión sensiblemente más baja que aquellos jubilados de hoy a los que ayudan a pagar con sus cotizaciones. Los que hayan cobrado muy poco durante su vida laboral, percibirán el 70% de lo que ganaron en su vida activa.
Los que tuvieron un sueldo medio, serán los más perjudicados porque su porcentaje de pensión será de poco más del 54% de lo cobrado mientras trabajaron. Y los que se han ganado muy bien la vida, recibirán aún menos, el 48%, aunque se supone que habrán podido ahorrar durante sus años buenos cual hormigas previsoras.
O sea, la clase media, otra vez, la más perjudicada. Sin olvidar que para jubilarse con la máxima nómina habrá que tener cotizados 38 años y medio. Eso supone empezar a trabajar a una edad en que la mitad en nuestro país están hoy en el paro.