Es verdad que no ingresarán al no tener antecedentes penales y ser pequeña la condena de la Audiencia Nacional, pero lo importante es que los cuatro altos ejecutivos han devuelto los casi 29 millones de euros que se repartieron y cuya legalidad y ética defendieron durante el juicio.
Ver las orejas al lobo, o sea, el ingreso en prisión, les ha provocado el arrepentimiento instantáneo y les ha llevado a reconocer esta mañana, uno a uno ante el micrófono de la Audiencia que sí, que fueron administradores desleales y que se “apropiaron indebidamente” de una cifra escandalosa cuando la entidad ya hacía aguas por todas partes. Lo que, vulgarmente, cuando se trata de delincuencia común, se llama “robar”.