Los Fósforos: Compañeros de viaje odiosos
A raíz de una encuesta que publicó una aerolínea sobre los tipos de viajeros, Rosana Güiza ha propuesto para nuestros fósforos hablar del acompañante pesado que va en el avión. ¿Te ha tocado alguna vez al viajero petardo? ¿Has tenido que viajar al lado de niños? ¿Han roncado en tu oreja alguna vez?
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Luis nos habla de una anécdota en un viaje a Cancún. Se subieron al avión una familia de rumanos que tenían 'una pinta un poco rara'. El hijo cuando pasó la azafata le intentó quitar el dinero, no hacían caso de nada y las toallitas que dan para las manos las escurrían en la taza de la leche. Cuando pararon en México les retuvieron más de una hora y resulta que estas personas estaban en busca y captura.
Ruth nos comenta que ella misma es la peor compañera de vuelo del mundo. Hizo un Madrid-Las Palmas con una amiga e iban abrigadas, le tocó ventanilla y a los 20 minutos tenía mucho calor. Su amiga le dijo que se quitase ropa, se quedó en tirantes y a pesar de todo seguía con calor. Le entró un ataque de nervios, se quitó una bota con un tacón de 18 centímetros y empezó a darle a la ventana para romperla. La inyectaron un productos y la tuvieron inmovilizada todo el viaje. 'Desde entonces soy claustrofóbico crónica y lo paso fatal en los aviones'.
Mercedes nos cuenta que fue a la India y le comentó a su marido que se fueran a cenar porque 'íbamos a pasar 25 días de mucha hambre'. Cuando vio el avión enorme con la fila del medio, el olor a 'pachuli' se le descompuso el estomago, no paraba de vomitar, se le partió el labio del esfuerzo y pedía un médico insistentemente. Su marido le dijo 'pero mujer ¿crees que estamos en vacaciones en el mar?'
Almudena es tripulante, ha sido sobrecargo mucho tiempo y ha tenido que gestionar defunciones pero, también ha vivido situaciones peculiares y divertidas. No dice que en un vuelo de Bruselas a Pekín, 'un chino fue escupiendo en una bolsa de papel hasta que la tenía a tope' y ella llegó acatarrada a Pekín.
Jesús nos dice que es hipocondriaco, claustrofóbico y también padece acrofobia, y el peor compañero de viaje admite que es él. El médico le aconsejó que hiciera una terapia de choque viajando. Al llegar al aeropuerto le llevaron en un autobús apretujado y le comentó a su amigo que el avión tenía remaches. Se le olvidó el tranquimazin, al despegar era muy emocionante pero, a la media hora empezó a sentirse raro. Jesús veía que entraba agua por las ventanas, que la gente se reía de él, se quitó el cinturón y discutió con todo el mundo. A la vuelta tenía la pastilla preparada, el vaso de agua y un asiento con más espacio de lo normal.