Reviven un un virus 'zombi' tras 48.000 años congelado: cómo puede afectar a los humanos
El ascenso de las temperaturas en zonas como el Ártico podría favorecer la 'resurrección' y propagación de virus que que afectasen tanto a humanos como a animales.
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El aumento de las temperaturas en el planeta ha traído consigo el derretimiento del permafrost en el Ártico. Este suceso ha propiciado que un virus haya revivido después de permanecer 48.000 años congelado, además de otros que ya surgieron unos años atrás.
Científicos advierten de que estas consecuencias climáticas podrían desembocar en nuevas enfermedades que afectasen a humanos y animales indistintamente.
Qué es el permafrost
El permafrost es la capa que se encuentra permanentemente congelada bajo la superficie de la Tierra. Sin embargo, esta comienza a derretirse tras el ascenso generalizados de las temperaturas, dando lugar al resurgimiento de virus que podrían afectar a la sociedad.
Los científicos aún están investigando sobre los virus y bacterias que esta capa almacena y podrían propagarse tras el deshielo.
Virus 'zombi'
Un estudio realizado por la doctora Kimberly Rain, en colaboración con otros expertos, destaca que se habrían conseguido aislar y revivir varios virus del permafrost. Entre ellos, se encuentra el Pithovirus, un virus gigante que no resultaría ofensivo para los humanos.
Asimismo, en 2015, en Siberia se extendió un brote de ántrax que afectó a humanos y, especialmente, a renos. Esta enfermedad fue también a raíz del deshielo.
Según Jean-Michel Claverie, otro científico especialista en la materia sostiene que, hasta el momento, se desconocen los efectos del nuevo virus que ha revivido tras permanecer 48.000 años congelado: "Realmente no tenemos claro cómo van a interactuar estos microbios con el entorno moderno”
"Están sucediendo muchas cosas con el permafrost que preocupan"
En esta línea, la doctora Rain sostiene que "están sucediendo muchas cosas en el permafrost que preocupan" a raíz de la subida de las temperaturas.
El informe señala que, en 2017, cerca de tres millones de personas vivían en latitudes altas cercanas a zonas del permafrost pudiendo así sufrir las mayores consecuencias al estar más expuesto al resurgimiento de estos virus.