Todos los años, con la llegada del otoño y las bajas temperaturas siempre aumentan los casos de enfermedades respiratorias entre la población. A este virus común, se le añade el riesgo de contagiarse de la Covid-19, que a pesar de la menor letalidad de las últimas variantes, los síntomas pueden llegar a ser muy graves.
Esta temporada, además, es la primera en la que el virus de la gripe parece que vuelve a su comportamiento habitual. Los expertos esperan que sus cepas sean aún más agresivas y los casos aumenten considerablemente con respecto a otros años.
En Europa y en Estados Unidos los expertos sanitarios ya están advirtiendo de los riesgos de una 'triplandemia': una epidemia conjunta de Covid-19, gripe y VRS, el virus respiratorio sincitial que está afectando especialmente a los hospitales de países del hemisferio norte, donde comienza el invierno.
El VRS se suele transmitir con más frecuencia en las guarderías y colegios, debido al contacto estrecho entre los niños. Este virus, generalmente infantil, suele provocar bronquiolitis.
Las medidas restrictivas implantadas durante la pandemia para evitar la transmisión de la Covid-19 también ayudaron a limitar la propagación de otros virus, como es el caso de la gripe y el VRS. Pero en la mayoría de países, estas severas restricciones ya son cosa del pasado.
Ahora, además, el uso de las mascarillas se ha reducido en todos los lugares y con el frío, es común realizar reuniones sociales en espacios cerrados, por lo que existe un mayor riesgo de contagio.
Por todo esto, la pandemia de la Covid-19 ha servido para que durante estos dos años, el sistema inmunitario no haya tenido que enfrentarse a estos otros virus respiratorios.
Con este horizonte, los expertos recomiendan vacunarse tanto de la gripe como de la Covid-19 a las personas vulnerables, siguiendo las prescripciones médicas. Cabe recordar que las vacunas no previenen los contagios, sí evitan que la enfermedad sea letal.