Tomás Gimeno, el padre de Olivia y Anna, trazó todo un plan para acabar con la vida de sus hijas y separarlas definitivamente de su madre. Sin embargo, había alguien más que era conocedor de este delito y era su pareja, según ha desvelado el periodista Nacho Abad en Espejo Público.
Tomás Gimeno mantenía una relación sentimental con la directora de un centro de idiomas al que acudía a clases de alemán su hija Olivia. El día de la desaparición llevó a su hija a su clase habitual de lenguas y de paso entregó a su pareja un paquete y le recalcó que solo podía abrirlo durante la madrugada, no antes. Ella no hizo caso y lo inspeccionó por la tarde y encontró un fajo de dinero en efectivo y una carta en la que explicaba con todo detalle su intención de sacar a sus hijas del país.
Sin embargo, este no fue el último contacto que mantuvieron. Hablaron por teléfono durante la tarde-noche y ella le preguntó que cómo podía separar a las niñas de su madre y él le respondió que aunque al principio tendrían problemas, acabarían acostumbrándose.
En este momento, se perdió la conexión del teléfono y los investigadores creen que coincide con el momento en el que se arrojó al mar para acabar con su vida.
Este detalle evidenciaría que la pareja de Gimeno habría sido consciente de las intenciones del padre de las pequeñas horas antes de que se las llevara y aun así, no se lo comunicó a la Policía.
El día que se les perdió el rastro, las cámaras de la Marina de Tenerife y un vigilante vieron salir a Tomás Gimeno solo, sin las pequeñas, por segunda vez a la mar con su lancha a las 00.30 horas. Horas antes también le observaron entrar solo en el puerto, con varias maletas y bolsas.
Finalmente se encontró la lancha a la deriva frente al Puertito de Güímar y más tarde los equipos de emergencia localizaron flotando en el agua una silla de retención infantil que usaba su hija Anna.
Gimeno tenía que haberle entregado las niñas a su madre, Beatriz Zimmermann, el 27 de abril a las 21.00 horas, por lo que decidió denunciar su desaparición ya que él la había amenazado previamente con que no volvería a verlas.