ADICCIÓN AL TABACO

Cuando ser fumador se convierte en una enfermedad: así afecta el grado de dependencia

La Organización Mundial de la Salud (OMS) califica el tabaquismo como un trastorno mental y del comportamiento, remarcando la actual idea de concebir el tabaquismo como enfermedad.

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Miriam Méndez

Madrid | 17.01.2023 10:03

Tabaquismo: perfil del fumador, aspectos diferenciales entre hombres y mujeres y diagnóstico | Getty Images

Aunque es un hábito recurrente, fumar repercute negativamente en la salud física y mental de las personas. De hecho, despedirse de la nicotina mejora el estado de ánimo y reduce el estrés.

No obstante, a pesar de los numerosos beneficios que supone dejar de fumar, es un proceso muy complicado, pues se trata de una adicción, similar al alcoholismo o la drogadicción.

De hecho, Olvido del Cerro, psicóloga sanitaria y experta en tabaquismo, sostiene que, hasta hace unos años, el tabaco era la puerta de entrada para el consumo del cannabis. Sin embargo, actualmente se habla de la puesta inversa, donde los consumos comienzan con cannabis para continuar con tabacos. "Partiendo de la base que el cannabis se suele mezclar con tabaco, la adicción se instaura al tabaco antes que al cannabis", añade la psicóloga.

El perfil del fumador

Del Cerro define el tabaquismo como una enfermedad que afecta a toda la persona en su magnitud. "Como consecuencia de la dependencia a la nicotina, se producen distintas afecciones en el organismo, provocando patologías en la mayoría de aparatos y sistemas, como son el sistema circulatorio, cardiovascular, a nivel del aparato digestivo, endocrino, entre otros", cuenta la psicóloga.

De manera que, el tabaquismo, afecta a todos y cada uno de los órganos corporales de la persona fumadora, provocando la aparición de distintas enfermedades causadas por el tabaco y todas las sustancias asociadas a su consumo.

Además, la especialista señala que los cigarrillos no solo contienen la sustancia adictiva, es decir, la nicotina, sino que además, están compuestos por más de 500 sustancias nocivas para el ser humano, por ejemplo, benceno, polonio, amoniaco e insecticidas, sin contar la combustión de papel.

Cualquier persona puede ser dependiente a la nicotina, ya que el consumo de tabaco de forma continuada conduce a la dependencia. En la mayoría de los casos, los primeros consumos se producen en la adolescencia. "Las personas fumadoras no tienen un patrón especialmente diferente, se puede encontrar con personas con cierta la ansiedad, que también produce la cesación tabáquica", cuenta Olvido.

De hecho, la experta señala que, actualmente, algunos estudios hablan de genética en la adicción al consumo de alcohol y tabaco. No obstante, Olvido afirma con total seguridad que se trata de una conducta que se aprende y se refuerza. "Cuando se fuma, se obtiene placer. La nicotina tarda en llagar al cerebro siete segundos, generando sensaciones placenteras, reforzando la conducta de fumar para obtener dicho placer", indica la especialista, describiendo esta situación como "refuerzo positivo".

Así afecta a hombres y mujeres

De acuerdo con la encuesta de 'ESTUDES 2021', el consumo entre los jóvenes de 14 a 18 años, se distribuye en un 9,2% de fumadoras y un 8,8% entre los chicos. Sin embargo, el resultado en adultos en 2020, es de un 16,4% de mujeres y un 23,3% de hombres.

A pesar de que estos porcentajes varían levemente con el paso de los años, Olvido del Cerro sostiene que en el inicio, durante la adolescencia, suelen ser las chicas quienes consumen más. En cambio, en la adultez, son los hombres quienes consumen en mayor proporción.

Ahora bien, incidiendo en los aspectos diferenciales en función del género, ¿es posible hablar de diferencias en la respuesta a determinados tratamientos, motivaciones para fumar o en las dificultades para el abandono de este hábito?

Ante esta cuestión, la experta indica que existen diversas situaciones, profesiones y actividades que incitan más al consumo de tabaco que otras.

Por ejemplo, en el caso de la mujer, una de las motivaciones más importantes es el embarazo. La mayoría de ellas abandonan el consumo, al menos en los meses de embarazo y lactancia. "Esta etapa en una oportunidad para el abandono, aunque, desgraciadamente, la mayoría vuelven a fumar al cabo del tiempo", añade la especialista.

"Esto se debe a que una recaída o caída implica, para la persona, un retroceso con la desmotivación y autoestima mermada por la incapacidad para lograr su objetivo propuesto", puntualiza.

Tabaquismo: pruebas para su diagnóstico

Olvido del Cerro distingue entre tres pruebas diferentes para identificar el tabaquismo en aquellos pacientes que lo sufran:

  • El test de Fagerström: se trata de una prueba sencilla y breve, donde se obtiene una puntuación entre cero y siete. De esta manera, indica el grado de dependencia:
- Menor de cuatro: dependencia leve

- Entre cuatro y seis: dependencia media

- Igual o mayor de siete: dependencia alta

  • El test de Richmond: es un cuestionario que valora la motivación para dejar de fumar, costa de cuatro preguntas con distintas alternativas con un valor asignado
- Menor de cuatro: motivación baja.

- Entre cuatro y seis: motivación moderada.

- Entre siete y 10: motivación máxima.

  • Cooximetría: mide el monóxido de carbono o CO en el aire espirado. Se trata de una prueba sencilla y objetiva, indica si el paciente a consumido en las horas anteriores.