El crimen de Morata tuvo lugar un mes antes de que fueran hallados los cadáveres
La Guardia Civil busca ahora la barra con la que el presunto asesino golpeó a los hermanos.
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El pasado 18 de diciembre, la localidad madrileña de Morata de Tajuña vivía un shock al hallarse los cadáveres de tres hermanos muy conocidos por los vecinos. Amelia, Ángeles y Pepe, de entre 68 y 70 años, aparecían apilados y medio quemados en el interior de la vivienda.
A partir de ahí, se inició una investigación por parte de la Guardia Civil para esclarecer qué había sucedido. La principal hipótesis apuntaba a un ajuste de cuentas por parte de alguien con quien las hermanas se habrían endeudado por culpa de una estafa amorosa.
Víctimas de los estafadores del amor
Y es que al parecer Ángeles y Amelia fueron víctimas de dos presuntos estafadores que se hicieron pasar por dos militares estadounidenses con quienes supuestamente mantenían un romance. Estuvieron intercambiándose mensajes con ellos durante un tiempo hasta que uno de los dos comunicó a las hermanas que el otro había fallecido y que necesitaba una suma de dinero para poder cobrar la herencia.
A partir de ese momento, Ángeles y Amelia comenzaron a ingresar dinero al supuesto amante que seguía con vida hasta el punto de quedarse casi sin él y tener que recurrir a amigos y vecinos para seguir enviando dinero. Es ahí cuando conocieron a Dilawar Hussain F.C., el dueño de un locutorio de Arganda del Rey al que las hermanas acudían para ingresar el dinero.
Se hicieron amigos y terminaron pidiéndole 30.000 euros con la promesa de que le devolverían el doble una vez cobrada la herencia. Él se lo prestó y ahí empezó su calvario porque se quedó sin ahorros, tuvo que cerrar el locutorio y se fue a vivir a casa de las hermanas durante un tiempo mientras esperaba una herencia que nunca llegó.
Cuándo se cometió el crimen de Morata de Tajuña
Al darse cuenta de que las hermanas podían haber sido víctimas de una estafa y, por tanto, él también, comenzó su desesperación y empezó a reclamarle a Amelia y Ángeles la cantidad de dinero que les había prestado. Incluso, tuvo un altercado con una de ellas cuando acudió a su casa con un arma y tras una discusión, le asestó tres martillazos en la cabeza a una de las hermanas. Por este acto, fue condenado a dos años de prisión, aunque salió en febrero de 2023.
El 22 de enero Dilawar Hussain F.C. se entregó a las autoridades y confesó haber sido él el autor de los tres asesinatos, que habría cometido el pasado 17 de diciembre de 2023, un mes antes de que se encontraran los cadáveres en el domicilio de Morata de Tajuña.
La Guardia Civil busca el arma del crimen e investiga si tuvo un cómplice
Ahora, la Guardia Civil busca la barra de hierro con la que el asesino confeso mató a golpes a los hermanos y sigue investigando si el homicida recibió algún tipo de ayuda para trasladarle tras el crimen.
El asesino confeso cumple desde ayer prisión provisional después de declarar ante el juez de Primera Instancia e Instrucción número 5 de Arganda del Rey, en funciones de guardia de detenidos, que ordenó su ingreso penitenciario a pesar de la petición de su letrada de que se le dejara libre bajo fianza.
La abogada consideró "desproporcionada e innecesaria" la medida de prisión provisional, ya que a su juicio no existe riesgo de fuga puesto que lleva 25 años viviendo en España, y que su intención es la de trabajar para mandar dinero a su familia, que reside en Pakistán".
Riesgo de fuga y de destrucción de pruebas
En el auto, el magistrado esgrimió que existían indicios de que los hechos podrían ser constitutivos de tres delitos de homicidio. Según la resolución, estaría acreditado que "el investigado habría acudido al domicilio situado en la Travesía del Calvario, número 3, de Morata de Tajuña, el 17 de diciembre de 2023".
"Una vez allí, y empleando un objeto contundente, habría atacado, con ánimo de acabar con su vida, a tres personas, que resultaron fallecidas. Con posterioridad, habría intentado prender fuego a estas personas, con ánimo de dificultar la investigación", agrega.
El juez sustentaba su decisión en el riesgo de fuga y de alteración o destrucción de pruebas, ya que "el investigado ha dejado algunas lagunas en su declaración" como el haber usado un mechero para quemar a las víctimas.
En cuanto al arma homicida, según el juez, solo ha ofrecido "explicaciones algo vagas sobre el lugar donde arrojó la barra que dice que empleó". Además, sospecha el instructor la existencia de un tercer sujeto, que habría participado con él en la comisión del ilícito penal, y a quien podría poner sobre aviso de no acordarse la medida que se solicita.