SEMANA SANTA

No cocines la torrija así: la receta del chef Amine Fadily para hacer un postre mucho más ligero y saludable

La torrija tradicional se pasa al lado 'light' sin perder su esencia. Esta Semana Santa olvídate del aceite burbujeante: el postre más castizo se reinventa al horno con mucho sabor... y cero remordimientos.

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Miriam Méndez

Madrid |

La torrija más ligera de esta Semana Santa ya está en el horno... y así es como puedes prepararla, según un prestigioso chef
La torrija más ligera de esta Semana Santa ya está en el horno... y así es como puedes prepararla, según un prestigioso chef | Pixabay

La torrija, ese dulce que tiene el poder de hacer que hasta los más estrictos se rindan al placer de su sabor, es el símbolo de la Semana Santa por excelencia. Con cada una de sus capas crujientes y su irresistible aroma a canela, nos transporta a la esencia de una de las tradiciones más arraigadas en nuestra cultura. Un manjar que, más allá de su simple preparación, se convierte en un ritual colectivo, un momento de disfrute compartido en familia y con amigos durante los días de la Pascua.

Pero este año, la torrija se reinventa. La versión clásica, sumergida en aceite caliente, cede paso a una receta más ligera que promete la misma magia, pero con un giro saludable. La torrija moderna se enfrenta cara a cara con su hermana tradicional, desafiando las normas sin perder su entidad. Con una textura crujiente por fuera y un interior suave y esponjoso, esta versión reduce la cantidad de grasa, pero conserva la esencia de su sabor auténtico. Y lo mejor de todo: no tiene nada que envidiar a la receta tradicional, pues se presenta aún más fresca, ligera y deliciosa.

Este concepto de torrija moderna lo demuestra a la perfección Amine Fadily, alma mater del restaurante Valdivieso Cocina con Alma. Premiado con un solete Repsol, es un bistró acogedor ubicado en el barrio madrileño de Embajadores. Aquí, la cocina saludable se entrelaza con la tradición, creando platos que no solo son un festín para el paladar, sino también un deleite para el cuerpo. En lugar de la clásica fritura, esta torrija se cocina con cariño, utilizando métodos más saludables que permiten mantener su crujiente exterior y su interior tierno, pero con menos grasa. Es un dulce que no renuncia al sabor ni a la tradición, pero se adapta a los nuevos tiempos, demostrando que la evolución de las recetas no está reñida con el respeto a lo que representan.

Porque, al fin y al cabo, ¿quién ha dicho que la tradición no puede evolucionar? La torrija, como muchos otros platos tradicionales, se ajusta a las necesidades y preferencias de las nuevas generaciones sin perder su naturaleza. Y ahora, más que nunca, podemos disfrutar de este delicioso postre con menos culpa y con mucho más sabor.

Los ingredientes, al detalle

Si tienes pensado preparar torrijas para cuatro personas, necesitas los siguientes ingredientes:

  • 4 rebanadas gruesas de pan brioche (de buena miga y corte esponjoso)
  • 200 ml de nata
  • 200 ml de leche entera
  • 1 rama de canela
  • 50 gramos de azúcar
  • Ralladura de limón y de naranja
  • Una pizca de cardamomo
  • Un toque de anís estrellado
Adicionalmente, para el caramelo de moscatel:
  • 200 gramos de azúcar
  • 100 ml de agua (divididos en dos partes)
  • 50 gramos de mantequilla
  • Moscatel al gusto

Elaboración: mimo y aroma

La elaboración comienza con una base aromática que es toda una declaración de intenciones. En un cazo, se infusionan a fuego suave la leche y la nata, acompañadas de una rama de canela, la ralladura fresca de naranja y limón, un toque de anís estrellado, cardamomo y azúcar. La mezcla se calienta sin prisas, hasta rozar el punto de ebullición. En ese momento, se retira del fuego y se deja reposar unos minutos para que las especias liberen todo su carácter. Luego, se cuela para obtener una crema perfumada y limpia, lista para empapar el pan.

Mientras tanto, se preparan las rebanadas de pan brioche, preferiblemente del día anterior para que tengan mayor firmeza, y se colocan en una fuente amplia. A continuación, se vierte una parte de la infusión sobre la base y, con cuidado, se cubren las rebanadas con el resto del líquido. Tras unos instantes, cuando el pan ha absorbido bien la mezcla, se cubre con film transparente y se deja reposar en la nevera durante un mínimo de dos horas. Ese tiempo de reposo es clave: es ahí donde la torrija empieza a adquirir su identidad.

En paralelo, se prepara el caramelo, que será el toque dorado de esta receta. En una sartén, se funde el azúcar con 50 ml de agua hasta conseguir un tono ámbar intenso. En ese momento, se incorporan el resto del agua, la mantequilla y el moscatel. La mezcla se lleva a ebullición y se deja reducir hasta lograr un caramelo fluido, brillante y con ese matiz inconfundible del vino dulce.

El toque final: horno y dulzura bien medida

Torrija al horno con helado de galleta María | Restaurante 'Valdivieso, cocina con alma'

Con las torrijas ya bien empapadas y aromatizadas, llega el momento de darles el acabado perfecto. En lugar de sumergirlas en aceite caliente, como manda la tradición más calórica, esta versión apuesta por el horno: una técnica más saludable que no sacrifica ni la textura ni el sabor.

Sobre una bandeja de horno ligeramente engrasada o cubierta con papel vegetal, se colocan las torrijas con delicadeza. Con ayuda de un biberón de cocina, se pincelan generosamente con el caramelo de moscatel, que se funde ligeramente sobre la superficie del pan, creando una capa brillante y aromática. Posteriormente, se introducen en el horno precalentado a 180 grados durante unos tres minutos, lo justo para que la superficie adquiera un toque crujiente y caramelizado, mientras el interior se mantiene cremoso y esponjoso.

A la hora de servir, se acompaña con una bola de helado de galleta María, que aporta un contraste frío y nostálgico al plato, haciendo de cada bocado un viaje entre la infancia y la innovación. Para los más clásicos, también existe la opción de tomarla templada o incluso fría, respetando así todas las formas de disfrutar una buena torrija.

Tradición con alma y sabor renovado

La torrija, ese bocado que alberga en su interior siglos de historia y sabor, demuestra así su capacidad de adaptarse a los tiempos sin perder su verdadero carácter. En esta versión sin fritura, la tradición se respeta, pero se reinventa con inteligencia y equilibrio, porque no se trata de renunciar, sino de evolucionar.

La cocina de siempre se transforma en una experiencia más ligera, pero igual de reconfortante. Un homenaje a lo nuestro, pero con mirada contemporánea. Y así, entre aromas de canela, pan brioche empapado en leche especiada y caramelo de moscatel, la Semana Santa sigue teniendo sabor… aunque con un guiño moderno que nos invita a disfrutar sin remordimientos.