Abandono de la conducción

Casi la mitad de los conductores mayores de 75 años reconocen haber dejado de conducir por obligación

Este miércoles se ha revelado un estudio de la Fundación Mapfre de Seguridad Vial y el hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona que analiza la seguridad de los conductores mayores de 65 años.

ondacero.es

Madrid |

Los conductores cuelgan las llaves a los 75 | Pexels

Casi la mitad de los conductores mayores de 75 -concretamente, un 45%- reconoce que se despidieron de las llaves del coche de manera involuntaria y se vieron obligados a dejar de conducir tras verse forzados por su entorno, sobre todo familiar.

Así figura en el estudio 'El proceso de cese de la conducción en personas mayores', elaborado por la Fundación Mapfre y el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona), publicado este miércoles.

Dicho estudio se basa en entrevistas detalladas realizadas a 50 participantes que habían dejado de conducir en los últimos cinco años y habían acudido a una unidad hospitalaria de memoria, y familiares que conocieran de mano todo ese proceso.

La intención inicial era analizar el cese de la conducción en la población con o sin deterioro cognitivo, pero se focalizó en ese aspecto como principal motivo para decir 'adiós a las llaves' por ser una de las razones para dejar de conducir y por la dificultad que a veces supone su diagnóstico temprano y el reconocimiento de los síntomas por parte del conductor o la conductora.

Deterioro cognitivo

La edad media en que las personas participantes dejaron de conducir era de 75,5 años, una cifra algo mayor entre los hombres e inferior en las mujeres. Según el estudio, la mayor parte de las personas mayores abandonan el volante se sitúa entre los 76 y 80 años.

En el 61% de los casos, el deterioro cognitivo fue uno de los motivos para platearse el cese de la conducción, aunque en ninguno de ellos representó el motivo determinante.

Un 45% de los exconductores mayores admitieron que se despidieron de las llaves del coche de manera sugerida o forzada por personas de su entorno, a menudo porque las personas conductoras no reconocían sus dificultades al volante.

Esos conductores dejaron de serlo por sus condiciones médicas (41%), problemas de memoria (36%), dificultades para conducir el vehículo (32%) o un diagnóstico de demencia (23%).

Según la investigación, las respuestas difieren cuando son los familiares los que responden: un 74% de ellos asegura que la persona mayor ha dejado la conducción de forma involuntaria, principalmente por problemas por problemas cognitivos (61%), deficiencias en la conducción y malas condiciones físicas (35%), así como por diagnóstico de demencia (17%).

'Mi familia ya no confía en mí'

'Ya no soy el mismo', 'mi familia ya no confía en mí' y 'ya no sirvo para nada'. Así se sienten muchos mayores cuando dicen adiós a las llaves. Según la encuesta, en los casos de cese forzoso, un 41% lo vive de forma negativa, pues siente que pierde autonomía porque no cree que deba dejarlo (27%), no tiene control de la decisión (18%) y le produce vergüenza y sensación de utilidad (14%).

Entre las consecuencias más frecuentes cuando se abandona la conducción, destaca el hecho de estas personas tienen mayor nivel de independencia (44%) y suelen abandonar alguna de sus actividades (45%).

Desde la propuesta de cese de la conducción, hasta que se hace efectiva, suele pasar un año, y cuatro de cada 10 reconoce que su funcionamiento cognitivo mejora cuando dicen adiós a las llaves.

Ante esta situación, Jesús Monclús, director de Prevención y Seguridad Vial de la Fundación Mapfre, y coautor del estudio, propuso mejorar el conocimiento sobre la relación entre deterioro cognitivo inicial y seguridad vial, y alcanzar un consenso sobre las baterías de test más adecuadas para diagnosticar ese deterioro y su posible combinación con valoraciones en simuladores o en tráfico real.

Las propuestas del estudio son, en entre otras, el diseño de nuevos test de aptitudes para la conducción de los mayores, fomentar cursos de actualización de conocimientos y habilidades de conducción en todos los conductores, además de facilitar herramientas para el autodiagnósticopreliminar de las capacidades de conducción, incluidas 'apps'.

Menos siniestros, pero más vulnerables

Por otro lado, los conductores mayores registran menos siniestros viales que los jóvenes, pero son más vulnerables cuando sufren lesiones. Se caracterizan por ser el grupo con mayor experiencia y ser menos arriesgados.

El estudio apunta que los siniestros viales con mayores de 65 años al volante son entre un 24% y un 51% menos frecuentes que los que registran los más jóvenes (según la patronal aseguradora Unespa) y que los mayores de 74, según la DGT, presentan la tasa más alta de fallecidos viales entre todos los grupos de edad.

Esto se debe a su mayor fragilidad física y que, a menudo, conducen vehículos más antiguos, además de que se desplazan con más frecuencia por vías secundarias, menos seguras que autovías y autopistas.

Para evitar riesgos al volante, expertos en seguridad vial de Fundación Mapfre recomendaron a las personas mayores pasar todos los reconocimientos psicofísicos necesarios para renovar el permiso de conducir y hacer caso a las recomendaciones médicas, así como viajar con compañía y no conducir en horas punta, ni bajo condiciones meteorológicas adversas y en horarios nocturnos.

Por último se recomienda ser consciente de los efectos que pueden tener los medicamentos y sus implicaciones a la hora de la conducción, y extremar la precaución en las intersecciones, mirando a ambos lados de la carretera antes de proseguir y girar con precaución, así como utilizar el transporte público siempre que exista esa opción.