SALUD

Los expertos avisan: siete afecciones que pueden estar asociadas al calor

Las enfermedades asociadas con las altas temperaturas ocurren cuando el cuerpo no logra disipar el calor, de manera efectiva, para mantener una temperatura interna adecuada y segura.

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Miriam Méndez

Madrid | 04.07.2024 08:20

Siete enfermedades que pueden estar asociadas al calor, según los expertos | Freepik

Con los registros por altas temperaturas, rompiendo récords cada año, resulta fundamental prestar especial atención a los segmentos de población sensibles a las consecuencias del calor extremo. Este fenómeno, que se encuentra entre los riesgos naturales más peligrosos, como demostró la ola de calor de 2003 en Europa, que provocó unos 70.000 fallecimientos, puede dar lugar a graves enfermedades y representar un peligro significativo para la salud.

"Las altas temperaturas no suelen ser saludables para nadie, ni cuando se trata de situaciones puntuales (estar de pie al sol en una cola o tumbado en la playa al sol), ni cuando la temperatura ambiental es alta durante días (olas de calor) y especialmente cuando se mantienen también por la noche", explica Javier Mateos Delgado, especialista en Medicina de Familia y Comunitaria, y coordinador de la unidad de emergencias del Hospital de Medina del Campo, en Valladolid.

De acuerdo con el experto, con el calor aumentamos la pérdida de líquido, tanto por la sudoración como por la respiración, lo que lleva a la deshidratación, que siempre es perjudicial, especialmente para diabéticos, asmáticos, cardiópatas, hipertensos o pacientes con insuficiencia renal. Javier Mateos también destaca la importancia de prestar especial atención a los tres grupos de población más vulnerables.

En primer lugar, los niños, especialmente los bebés, porque tienen un porcentaje de agua en su cuerpo mayor y la deshidratación les afecta mucho. Además muchas veces no saben expresar su sed. En segundo lugar, los ancianos o personas de tercera edad, ya que pierden la sensación de sed y, finalmente, las embarazadas. También, cuenta el doctor, "el calor agrava la salud de aquellas personas que presentan enfermedades crónicas, como diabetes, enfermedades cardiacas, respiratorias o renales".

De esta forma, es posible identificar siete enfermedades asociadas con el calor.

Deshidratación

La deshidratación es una condición que ocurre cuando el cuerpo pierde más líquidos de los que ingiere, lo que interfiere con su capacidad para funcionar adecuadamente. Esta se manifiesta con síntomas como la sed intensa, boca y mucosas secas, fatiga, sensación de aturdimiento, taquicardia, piel seca y áspera, micción menos frecuente y en menor volumen, y orina concentrada y oscura.

En este contexto, Javier Mateos señala que la hidratación es "muy importante" para luchar contra el calor, ya que es necesario ofrecer con frecuencia líquidos a los niños y a los ancianos, y también llevar líquido si se realiza ejercicio o se va a la playa. Además, si la sudoración es abundante, puede ser "interesante" tomar alguna bebida isotónica que nos aporte sales minerales (especialmente sodio). "O prepararnos la tradicional limonada casera con su agua, zumo de limón, azúcar y pizca de sal y de bicarbonato", añade.

Todo ello evitaría los síntomas más habituales de la deshidratación: debilidad, mareo y cefalea. Y controlar la temperatura corporal.

Salpullido por calor o erupción cutánea

El salpullido por calor, también conocido como calor espinoso, es una condición cutánea irritante que surge debido al sudor excesivo y la obstrucción de los poros durante períodos cálidos y húmedos. Esta irritación puede manifestarse de diversas maneras en la piel:

  • Extensión por el cuerpo: puede abarcar áreas extensas del cuerpo, afectando zonas como el cuello, el pecho, la ingle, debajo de los senos o en los pliegues del codo.
  • Apariencia: se presenta típicamente como un conjunto de granitos enrojecidos o pequeñas ampollas, que pueden causar una sensación de ardor o picazón intensa.
  • Malestar: resulta incómodo y puede interferir con el sueño y las actividades diarias, especialmente cuando la irritación es severa.
  • Complicaciones: existe el riesgo de complicaciones adicionales, como infecciones secundarias, si no se trata adecuadamente.

Es crucial mantener la piel limpia, fresca y seca para prevenir la obstrucción de los poros y reducir la posibilidad de desarrollar salpullido por calor. Además, usar ropa ligera y transpirable y mantenerse hidratado son medidas preventivas importantes para mitigar esta condición durante los períodos de calor intenso y humedad elevada.

Calambres por el calor

Los calambres por calor son una condición que afecta a las personas que sudan mucho durante actividades laborales agotadoras. Durante estos períodos, el cuerpo pierde sales, fluidos y minerales esenciales para su funcionamiento normal a través del sudor. Si solo se reemplazan los fluidos y no se restablecen adecuadamente las sales y minerales, pueden surgir calambres musculares dolorosos. Este tipo de calambres se caracterizan por:

  • Causa: provocados por la pérdida excesiva de sales y minerales esenciales, como el sodio, el potasio y el magnesio, debido al sudor prolongado.
  • Localización: suelen manifestarse en los músculos que están siendo más utilizados durante la actividad física intensa.
  • Síntomas: dolor intenso y repentino en el músculo afectado, que puede ir acompañado de rigidez y dificultad para moverse.
  • Prevención: es crucial mantener una adecuada hidratación que incluya no solo agua, sino también bebidas o soluciones electrolíticas que ayuden a reponer las sales y minerales perdidos. Además, realizar pausas regulares durante las actividades físicamente demandantes y evitar el ejercicio intenso en las horas más calurosas del día pueden reducir el riesgo de sufrir calambres por calor.

Desmayo (síncope por calor)

Los trabajadores que permanecen de pie durante largos períodos de tiempo, o que se levantan bruscamente de una posición sentada o acostada mientras trabajan en condiciones de calor, pueden experimentar mareos y desmayos repentinos. Este desmayo ocurre debido a la falta de flujo sanguíneo adecuado hacia el cerebro. La deshidratación y la falta de aclimatación al trabajo en ambientes calurosos pueden aumentar la susceptibilidad a estos episodios. Las personas afectadas generalmente recuperan la conciencia rápidamente después de desmayarse. Destacan los siguientes síntomas generales:

  • Mareos repentinos.
  • Sensación de vértigo.
  • Pérdida de conocimiento.

Agotamiento por calor

El agotamiento por calor es la respuesta del cuerpo a la pérdida excesiva de agua y sales minerales debido al sudor excesivo. Cabe destacar que la temperatura fría de la piel no siempre indica una temperatura corporal normal. Aunque la piel se sienta fría, la temperatura interna del cuerpo puede ser peligrosamente alta, indicando una condición médica grave. Son diez los principales síntomas del agotamiento por calor:

  • Sudoración profusa.
  • Calambres musculares dolorosos.
  • Debilidad extrema y/o fatiga.
  • Náuseas y/o vómitos.
  • Mareos y/o dolor de cabeza.
  • Temperatura corporal normal o ligeramente elevada.
  • Desmayo.
  • Pulso rápido y débil.
  • Respiración rápida y superficial.
  • Piel pegajosa, pálida, fría y/o húmeda.

Insolación

La insolación es una condición grave causada por una exposición prolongada a altas temperaturas y sol directo, resultando en una incapacidad del cuerpo para regular adecuadamente su temperatura interna. Sus síntomas generales son los siguientes:

  • Falta de sudoración debido a la incapacidad del cuerpo para liberar calor y enfriarse.
  • Confusión mental, delirio, convulsiones, mareos.
  • Piel caliente y seca (p. ej., roja, azulada o moteada).
  • Contracciones musculares incontrolables.
  • Pulso rápido y débil.
  • Dolor de cabeza intenso, respiración superficial, convulsiones.
  • Pérdida de conocimiento y coma.
  • La temperatura corporal puede aumentar rápidamente a 102 - 104 °F o incluso más alta en 10 a 15 minutos.

Golpe de calor

En condiciones de estrés térmico por calor, el golpe de calor puede manifestarse debido a diversos factores como la actividad física prolongada, la mala forma física, la susceptibilidad individual, enfermedades cardiovasculares crónicas, la ingesta de ciertos medicamentos, la obesidad, el consumo de alcohol, la deshidratación y el agotamiento por calor, entre otros.

Los síntomas típicos de un golpe de calor incluyen taquicardia (ritmo cardíaco acelerado), respiración rápida y débil, tensión arterial elevada o baja, disminución de la sudoración, irritabilidad, confusión y posibilidad de desmayo. Además, pueden observarse alteraciones del sistema nervioso central y la piel del afectado suele estar caliente y seca, con una sudoración que cesa en comparación con las condiciones normales. Ante la presencia de estos síntomas, es crucial actuar rápidamente para enfriar al individuo y buscar atención médica de emergencia.

De acuerdo con el especialista, los síntomas del golpe de calor leve o moderado suelen durar unas seis horas. Cuando se prolongan o se agravan, suele deberse a la presencia de los factores de riesgo que ya hemos comentado y hay que pedir ayuda. Cuando mejoramos (que suele ser lo habitual) solemos recuperarnos sin secuelas.

"También hay que ser conscientes de que, cuando el efecto del calor se ha debido a la exposición directa al sol, la piel sufre mucho, envejece y aumenta del riesgo de presentar patologías propias (melanomas, queratitis actínicas...)", añade Mateos.

Por su parte, Jorge Gabriel Ruiz Sánchez, miembro del Área de Neuroendocrinología, coordinador del Grupo del Metabolismo del Agua y miembro del Grupo de Patología Adrenal de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), explica que las enfermedades endocrinológicas, caracterizadas por desequilibrios hormonales, pueden tener un impacto significativo en la capacidad del cuerpo para regular la temperatura corporal y tolerar el calor.

"Estos trastornos afectan la producción o acción de hormonas vitales que intervienen en la termorregulación, lo que puede resultar en una mayor susceptibilidad a las condiciones ambientales extremas", detalla el endocrinólogo.

¿Existen enfermedades endocrinológicas asociadas al calor?

Algunas hormonas desempeñan un papel crucial en la regulación de la temperatura corporal. Alteraciones en la producción o acción de estas hormonas pueden interferir con los mecanismos naturales de enfriamiento del cuerpo, lo que conduce a una menor tolerancia al calor.

"Las personas con enfermedades endocrinológicas como el hipertiroidismo, la diabetes insípida, o el síndrome de Cushing, caracterizado por niveles elevados de cortisol, entre otras, pueden experimentar dificultades para mantener la temperatura corporal dentro de los límites normales en condiciones de calor extremo", cuenta Jorge Gabriel Ruiz.

Aunque ninguna enfermedad endocrinológica es causada directamente por el calor, el especialista explica que algunas pueden agravarse o ser peor toleradas en ambientes cálidos. Ejemplos incluyen el déficit o resistencia a la hormona antidiurética (diabetes insípida), insuficiencia suprarrenal, e hipertiroidismo, entre otras. Los síntomas pueden variar, desde un aumento inusual en la sudoración y sed extrema hasta mareos, desmayos y, en casos más graves, hipotensión arterial.

Medidas preventivas y primeros auxilios

Las personas con desequilibrios hormonales no controlados tienen un mayor riesgo de sufrir golpes de calor, especialmente si también presentan disminución del reflejo de la sed. Es fundamental que estos individuos mantengan un adecuado estado de hidratación, eviten exposiciones prolongadas a altas temperaturas, y estén alertas al estado de control de su enfermedad y a cualquier ajuste necesario en su medicación.

Por este motivo, ambos especialistas coinciden en la importancia de conocer los primeros auxilios ante un golpe de calor u otra enfermedad ocasionada por temperaturas extremas, ya que, a menudo, la persona afectada no es consciente de su estado y requiere la intervención de terceros.

Inicialmente, es vital trasladar al individuo a un lugar fresco y alejado de la exposición directa al sol. Se debe ofrecer agua o líquidos frescos, asegurándose de que la persona los ingiera lentamente. Además, es efectivo refrescar su cuerpo mojándolo o aplicando compresas frías en áreas clave como las axilas, la ingle y el cuello, siempre con precaución. "Finalmente, se debe solicitar asistencia médica de inmediato para asegurar una atención adecuada", concluye Javier Mateos.

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