El silencio de Flandes
Opino que las diferencias entre Cataluña y Flandes, entre España y Bélgica, son abismales. Pero eso no quita para que por lo general los nacionalistas catalanes se sientan muy identificados con el movimiento nacionalista flamenco y a la inversa.
Suele ser más un desiderata que algo concreto, pero Itaca es capaz de unir con cadenas misteriosas a los compañeros de viaje. Por eso ha debido ser de una tristeza siderante para algunos que la prensa flamenca haya ignorado estruendosamente el encuentro de ayer en Barcelona entre Artur Mas y el Presidente de Flandes, Geert Bourgeois, de la N-VA. Partido independentista donde los haya, desde su nacimiento además. No como CIU.
Por ejemplo. El Mobile World Congress, verdadero motivo de la visita de Bourgeois a Barcelona, venía mencionado en esta página interior de De standaard. Pero ni una vez se ha hecho referencia en un medio importante en la prensa impresa, ni en la web, al encuentro entre los dos primos hermanos del soberanismo.
Sin embargo la reunión de ambos presidentes “regionales” salió enseguida en LaVanguardia, E-noticies, Ara…
Todo tiene su explicación. Vamos a intentarlo.
Es cierto que en la N-VA son nacionalistas puros y duros. De hecho fue el partido que tras ganar unas elecciones “federales en Flandes” -matiz para connaisseurs- estuvo a punto de conseguir la separación de Bélgica hace 4 años, cuando bloqueó la formación de un gobierno en este país durante más de 500 días. Fue record mundial, y no es broma. Pero ahora este mismo partido, tras ganar las elecciones por segunda vez y con más votos aún que antes, está gobernando el Estado con los francófonos del MR, de derechas como ellos, aunque partidarios de la unidad.
Normalmente en el país de Tintín siempre gobiernan coaliciones variopintas de diversos partidos flamencos y francófonos que mezclan ecologistas, liberales, derechas e izquierdas de forma desordenada. En esta ocasión la N-VA ha preferido una apuesta ideológica clásica –formar por primera vez un gobierno monocolor de derechas- a la comunitaria –flamencos frente a francófonos-. Como dijo Bart de Wever, su carismático líder, hoy alcalde de Amberes, “sacar al partido Socialista francófono del gobierno belga ya es de por si una reforma de estado en este país”.
Llegar hasta aquí le ha supuesto un sacrificio enorme a muchos miembros de la N-VA, entre ellos el propio Geert Bourgeois, duro entre los duros, como demostró en otras legislaturas cuando era responsable de la política lingüística en la periferia de Bruselas. Entonces no nombró algunos alcaldes electos por enviar convocatorias electorales en francés a francófonos –muy mayoritarios- de sus localidades. Y eso a pesar de la condena pública del Consejo de Europa. No, en este país no bromean con el tema comunitario.
Como decía, los nacionalistas de la N-VA han renunciado en lo que queda de legislatura a la independencia de Flandes y ya ni la nombran, seguramente para no tensar los ánimos y mantener la coalición de gobierno.
Quizás por eso ningún periódico flamenco comenta la entrevista de Geert Bourgois con Mas. No interesa tanto. Y quizás por eso las únicas declaraciones del Presidente de Flandes que ha podido entrecomillar la prensa catalana son un regalo envenenado. Me refiero a estas palabras: “Inspira confianza saber que Cataluña vehicula sus actuaciones para conseguir sus objetivos por la vía democrática y legal”. Frase que, según como se lea, puede ser una puñalada por la espalda. La podría haber firmado Rajoy. Sobre todo tras la declaración de inconstitucionalidad de la consulta soberanista del 9-N y la ley autonómica que le sirvió de cobertura. Por no hablar de una posible declaración unilateral de independencia, evocada por el mismo Mas, que por definición tampoco puede ser muy legal.
Aún así los dos sonreían en la foto. Miren sino el Tweet que enviaba Bourgeois que encabeza esta entrada.
En febrero del 2013, Mas mantuvo un encuentro también en el Palau de la Generalitat con el predecesor de Bourgeois, Kris Peeters, durante el cual los dos destacaron su voluntad de sumar esfuerzos para proyectarse internacionalmente. Palabras. Pero se de buena fuente que Peeters, Cristianodemócrata, y tan nacionalista -o tan poco- como lo pueda ser Duran i Lleida, estaba muy sensible con la posibilidad de que se forzara una especia de escenificación soberanista por la parte catalana; de hecho, empujado por la prensa ávida de apoyos al procés, tuvo que especificar que él no estaba por la independencia de Flandes. En aquel momento el CD&V había dejado caer a la N-VA y salvado Bélgica formando un gobierno con los socialistas francófonos.
No, el laberinto belga no es fácil. Como muestra un botón. A algunos les sorprenderá un apellido francófono, Bourgeois, para un nacionalista independentista flamenco; pero en este país, Ceci n’est pas une pipe no es un eslogan surrealista, es la realidad. Didier Reynders, Laurette Onkelinx o Jean-Claude Van Cauwenberghe son políticos francófonos con apellidos flamencos.
Las diferencias entre Cataluña y Flandes, decía al principio del artículo, son importantes y desconocidas. Los nacionalistas seguro que discuten esta afirmación. Creo que me van a entrar ganas de iniciar una serie explicándolas.