Seis semanas después del inicio del conflicto entre Israel y Hamás, el jefe de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, ha asegurado hoy que las comunicaciones en la Franja de Gaza se han interrumpido totalmente. Las compañías que proveen este servicio han agotado sus últimas reservas de combustibles y sus instalaciones ya no pueden seguir en funcionamiento.
Lazzarini augura que esta situación generará un ambiento de "ansiedad y pánico" en la población y que unido a la falta de agua y alimentos "puede terminar con lo que queda del orden civil en Gaza". Desde que estalló la guerra alrededor de 1,7 millones de palestinos han abandonado el país. Hace hincapié el jefe de UNRWA en que esta situación de "caos total" no ayudará a nadie. Además, avisa de que el personal de su organismo en el terreno no podrá comunicarse y que su trabajo se volverá aún más complicado.
Por otra parte, denuncia que se está intentando "estrangular" su operación humanitaria en la franja. Debido a la interrupción, el transporte de ayuda humanitaria, el abastecimiento de agua potable y otros servicios esenciales, se vuelve imposible. Alerta de que, en caso de que la cuestión del combustible no tenga una solución, se corre el riesgo de que la misión se tenga que suspender.
"El agua se ha vuelto una obsesión para los gazatíes, todo el mundo camina con un bidón en la mano", ha relatado Lazzarini. Ha recordado también que el combustible es vital para que las plantas de desalinización que transforman el agua de mar en agua potable funcionen.
El ejército israelí ha impuesto un bloqueo casi total acceso de comida, agua, gasolina o suministros como medicinas, con lo que la situación humanitaria en Gaza se agrava cada vez más. Desde el 7 de octubre, los bombardeos de Israel se han saldado con 11.500 fallecidos en Gaza y la destrucción de la mayor parte de las infraestructuras, viviendas o edificios residencial. Además un gran número de hospitales están sin servicio.