La Comisión Europea propondrá enviar guardias europeos a las fronteras mal protegidas
La Comisión Europea (CE) presentará este martes una amplia batería de medidas para responder a la crisis de refugiados y a los retos que plantea la amenaza del terrorismo integrista, entre las que figura enviar guardias europeos a las fronteras mal protegidas aunque no lo solicite el país en cuestión.
El Ejecutivo comunitario quiere así acabar con la situación que han provocado las reticencias de Italia y sobre todo de Grecia a solicitar ayuda comunitaria para hacer frente a la llegada de inmigrantes y refugiados, casi 1,5 millones de personas entre enero y noviembre de este año.
Estos países se han resistido a pedir apoyo de los demás Estados miembros, pese a la insistencia de Bruselas y a la gravedad de la situación, al considerar que la defensa de las fronteras exteriores es una cuestión de competencia nacional, lo que en la práctica se ha traducido en que no todos los recién llegados han sido registrados a su llegada y han avanzado hacia otros países de la Unión Europa (UE).
Según la legislación actual, la defensa de los límites exteriores de la UE es competencia exclusiva de las autoridades nacionales y el despliegue de los llamados equipos de intervención rápida en las fronteras (RABIT), que incluyen guardias fronterizos de otros Estados miembros, solo puede hacerse si el país afectado lo solicita expresamente.
La CE sugiere ahora crear un cuerpo europeo de guardias fronterizos, dotado con una reserva de 1.500 efectivos de los Veintiocho, que podrán ser enviados a la parte de la frontera exterior que se considere desprotegida cuando las deficiencias persistan y las autoridades nacionales no tomen las medidas oportunas, según el borrador de la propuesta.
Los Estados miembros deberán seleccionar efectivos para esa reserva y comprometerse a que estén disponibles en el plazo de dos o tres días.
Para habilitar este cuerpo europeo de guardia, Bruselas también sugerirá aumentar el personal de la agencia europea de control de las fronteras exteriores (Frontex), de 400 a 1.000 trabajadores, y duplicar su presupuesto.
Este propuesta, de salir adelante -necesita el respaldo del Parlamento Europeo y ser aprobada por mayoría cualificada en el Consejo de la UE-, supondría un paso más en la integración comunitaria y en la cesión de competencias nacionales.
La idea cuenta con respaldo de Alemania y Francia, pero está por ver si otros países como Italia, Grecia o los del Este están dispuestos a permitir a la Comisión tomar esta decisión.
Fuentes comunitarias precisan que un grupo de expertos se encargaría de evaluar la situación y sobre la base de esa información la CE realizaría una recomendación de intervención que se implementaría a menos que exista una mayoría de países en contra.
La CE también quiere avanzar en materia de deportaciones de inmigrantes irregulares, y dotar a este nuevo cuerpo europeo de capacidades para poder realizar estas repatriaciones, algo que ahora escapa al mandato de Frontex.
En este contexto propondrá unificar en la UE los llamados "documentos de viaje" para inmigrantes irregulares, es decir, los pasaportes que se emiten los Estados miembros cuando estas personas no disponen de documentación válida y que en muchas ocasiones no aceptan sus países de origen por tratarse de 28 formatos diferentes.
La CE también presentará mañana un mecanismo voluntario de admisión humanitaria para los refugiados en Turquía, así como una revisión del código de fronteras de Schengen para permitir el cotejo de la identidad de los ciudadanos europeos con las bases de datos nacionales y europeas.
Bruselas también revisará en dos informes específicos la evolución de los centros de registro de identificación y toma de huellas dactilares en Grecia e Italia.