El atacante, cuya identidad no ha trascendido, comenzó a disparar poco antes de las 18.00 horas en las inmediaciones de un restaurante situado frente al centro comercial Olympia. Armado con una pistola, sembró el pánico y dejó nueve muertos y 16 heridos, entre ellos varios niños, según el balance final de la Policía.
A pesar de que las autoridades llegaron a especular con la presencia de hasta tres tiradores activos, finalmente confirmaron que se trataba de un único atacante y dieron la alerta por concluida una vez que comprobaron que era la persona que se había quitado la vida a un kilómetro del lugar de los hechos.
El ministro del Interior, Thomas de Maiziere, ha ordenado que este sábado sea día de luto en todo el país, según ha informado su Departamento a través de Twitter. La canciller, Angela Merkel, recibirá al ministro y a las principales autoridades de Inteligencia para analizar lo ocurrido.
Múnich fue el viernes una ciudad prácticamente paralizada, sin transporte y en estado de emergencia, con unos 2.300 efectivos movilizados por las calles de la capital bávara. El jefe de la Policía local, Hubertus Andrae, admitió en una comparecencia ante los medios que había sido "sin duda" el día más difícil de su carrera.
Andrae ha descartado similitudes entre esta ataque y el ocurrido el pasado lunes en un tren del sur de Alemania, reivindicado por el grupo terrorista Estado Islámico. De esta forma, las autoridades han evitado hablar de acción terrorista, aunque no han podido aclarar todavía la motivación del tirador de Munich.