PERFIL

Pere Navarro, el alcalde tranquilo encargado de reflotar el PSC

El PSC, un partido en mínimos tas el peor ciclo electoral de su historia, deberá ser reflotado en estas elecciones por Pere Navarro, el alcalde tranquilo y discreto enseguida tuvo que lidiar con el ritmo acelerado y las exigencias mediáticas de la política catalana.

ondacero.es

Madrid | 04.10.2012 13:51

Pere Navarro, nuevo presidente del PSC | EFE

No hace ni diez meses que Pere Navarro, un auténtico desconocido en la política catalana, se alzaba con el liderazgo del primer partido de la oposición: un PSC en mínimos tras el peor ciclo electoral de su historia.

Entonces, a pesar de ser el candidato del 'aparato' del partido, aparecía como la cara nueva necesaria para encabezar ese "nuevo PSC" que quería dejar atrás el tripartito y el declive socialista, época que Navarro había vivido desde una discreta segunda fila, consolidado en la alcaldía de Terrassa (Barcelona), su ciudad.

Desde la confección de su equipo ejecutivo, Navarro impregnó la dirección del PSC de lo que él mejor conoce y en lo que más cree, el municipalismo. Y lo hizo no solo en los nombres sino también en las formas: más calle y menos despachos, más gestión y menos declaraciones, más discurso propio que réplicas al tema del día.

Pero el alcalde tranquilo y discreto enseguida tuvo que lidiar con el ritmo acelerado y las exigencias mediáticas de la política catalana, centrada además durante estos meses en el eje identitario, el menos cómodo para un PSC que ha dejado ver su división interna como nunca.

El lema ilusionante "nuevo PSC" fue casi imposible de defender para un Navarro que heredaba una bancada parlamentaria de antiguos cargos de la época tripartita, quienes además no han tenido reparos en desoír sus mandatos y criticar públicamente su gestión al frente del partido.

A pesar de su carácter afable y conciliador, Navarro no titubeó a la hora de hacer dos gestos de fuerza para tratar de resolver esta dicotomía entre su dirección y la del grupo parlamentario: les reprendió en una conferencia antes del verano y a la vuelta de las vacaciones lo rediseñó, pero lo hizo demasiado tarde: pocas semanas después CiU adelantaba las elecciones en Cataluña.

Estos comicios anticipados han abocado a Navarro a encabezar el cartel electoral con un gusto agridulce: él, que se había presentado como el líder que volvería a conectar el PSC con la sociedad, se enfrenta ahora a las urnas sin el aval de unas primarias, ni abiertas a la ciudadanía ni reducidas a la militancia.

En los dos meses escasos que quedan para las elecciones, Navarro tendrá que asumir y afrontar el reto de la distancia larga: debe redoblar esfuerzos al ser uno de los candidatos menos conocidos para la ciudadanía y, al mismo tiempo, lograr que el PSC aparezca como una alternativa creíble a CiU en unas elecciones planteadas en clave soberanista.