ECC Cómics publica Batman: La secta dentro de su colección Grandes Autores
Miedo y asco en Gotham
En la primavera del 89 todos fuimos Batman. Ninguno nos quedamos al margen de la increíble maquinaria que se puso en marcha. Sinceramente, no recuerdo una campaña publicitaria tan jodidamente descomunal como aquella, bueno quizá Parque Jurásico cuatro años más tarde. Yo tenía 11 años, y por supuesto que fui al cine. No tenía ni idea de quién era Tim Burton, ni falta que me hacía, tenía mis piruletas de Batman, que te pintaban la lengua de negro, mi camiseta de Batman y mi cinturón de Batman casero con algún que otro bat-gadget, que me elevaban a la categoría de semidiós. Y allí estábamos todos, haciendo lo que nos habían grabado a fuego durante las últimas semanas, como en una secta. La versión cinematográfica cimentó el renacimiento del hombre murciélago que años antes resucitó Frank Miller con El Regreso del Caballero osuro. El cómic que hoy os presentamos se publicó en España unas semanas antes de la proyección, por la editorial Zinco en una miniserie de cuatro números en formato prestigio a 475 pesetas cada uno. ¡Qué viejos somos, copón!
ondacero.es
Madrid | 27.05.2015 17:07
Batman: La secta (The Cult, en el original y anteriores ediciones) es un cómic creado por Jim Starlin (Detroit, 1949). Dibujante y guionista al servicio de la Marvel desde 1972, alcanzó su mayor reconocimiento con las series Capitán Marvel y Dreadstar. Fuera de la Casa de la Ideas, DC Cómics lo contrató para la serie Batman y estirar el éxito conseguido por Miller. Aquí destacaron la obra que nos ocupa y la aclamada Batman: Una muerte en la familia, donde Starlin se puso en manos del experimento DC en el que los lectores debían decidir la suerte de Jason Todd (segundo Robin) tras un encuentro con el Joker. Como hay mucho cabronazo suelto, el pobre Jason pasó a mejor vida y yo me llevé el disgusto del año.
El otro peso pesado que comparte los créditos de este cómic es Bernie Wrightson (Baltimore, 1948). Me van a disculpar si me pongo un poco nostálgico pero es que, para un servidor, este tipo es el que mejores y más terroríficos momentos le ha dado leyendo historietas. Supongo que será porque me recuerda a aquellas noches de insomnio veraniego en las que, linterna en mano, devoraba los Creepy y Eerie de mi padre, bajo las sábanas. O el catálogo de perversiones que despertaron mi curiosidad tras las páginas de cualquiera de las publicaciones Warren que llegaron a mis manos. O porque ha sido el creador junto con Bruce Jones de mi pesadilla favorita y recurrente en los últimos 30 años: Jenifer. Bueno, que me lío. El caso es que este señor lleva desplegando toda su artillería visual desde 1968, co-creador de La Cosa del Pantano junto a Len Wein, diseñador de personajes para películas como Los Cazafantasmas(¡mi querido Moquete!) o Spiderman y colaboraciones de lujo con artistas como George A. Romero o Stephen King, que le han servido para elevarle a los altares y añadirle a su nombre la coletilla de Maestro del Terror. Desde aquí os recomendamos encarecidamente Freak Show(Feria de Monstruos) de Planeta Cómictambién junto a Jones.
La historia que narra The Cultparte de un Batman vulnerable y débil como jamás se vio en la historia de este superhéroe. Las drogas, el sueño y el hambre han doblegado al Hombre murciélago a manos del diácono Blackfire, un villano inédito con tintes de chamán, no sabemos si inmortal y que a unas grandes dotes de orador le sigue su mayor poder: sacar partido como nadie a las creencias. Una serie de desapariciones en masa está reduciendo la comunidad de sin techo de forma alarmante. Lo que a priori parece una solución para la clase política y ‘acomodada’ pronto se revela como un complot. Gotham es un caos, una espiral de violencia y asesinatos. Blackfire aglutinará el descontento y sumará ese clima de inseguridad para esconder, tras la virtud de la moral, sus propios intereses y hacerse con el control. Y Batman tendrá que detenerlo, pero ¿a qué precio?
Lo realmente increíble es la violencia explícita con la que se nos cuenta la historia (me refiero para la época, más si cabe, teniendo en cuenta el Comic Code o Asociación Norteamericana creada para regular el contenido de los mismos. Los yanquis y su doble moral…). Mucha arma blanca, hachazos a diestro y siniestro, sesos esparcidos, extremidades cercenadas y sangre para regalar. Me río yo de Kick ass. Sin mencionar, por otro lado, los delirios y terroríficas visiones que campan por la paranoica mente de Batman y que Wrightson aprovecha para dar rienda suelta a sus grandes virtudes y moverse como pez en el agua.