Ni el cifrado de extremo a extremo de WhatsApp, ni la seguridad de Telegram aseguran nada: nuestras conversaciones no están a salvo de miradas indiscretas y podrían ser espiadas por los ciberdelincuentes.
Esta vulnerabilidad no se debe a que el cifrado de WhatsApp y Telegram sea débil, sino a fallos de la comunicación inalámbrica.
A causa de esas vulnerabilidades, los ciberdelicuentes podría engañar a nuestra operadora de telefonía para hacerle creer que su teléfono tiene el mismo número que el del destinatario de los mensajes.
El ciberdelincuente solo tendría que clonar el dispositivo lo que, le obligaría a tener acceso físico al teléfono antes de poder espiar las conversaciones.
Una vez que consiga el código de verificación, el ciberdelincuente no sólo podrá ver las conversaciones en directo, sino que también tendría acceso al historial de chat.