Aunque no significa que haya agua en el asteroide, lo que dicen los investigadores es que es demasiado pequeño para albergar agua, por lo que sospechan que las moléculas encontradas son restos que demuestran que en el pasado Bennu se desgajó de un asteroide mucho más grande que sí tenía agua o estuvo en contacto con ella.
Es un dato muy importante porque cuando la sonda regrese a la Tierra (está previsto para 2023) los científicos tendrán un material muy valioso para estudiar la evolución de nuestro sistema solar. Y a efectos prácticos, para cuando este asteroide, muy peligroso, esté cerca de la Tierra, que esto nos queda muy lejos, allá por 2195, esta información permitirá vigilarlo de forma más precisa.