TEMPLANDO LA MULETA

A veces la mejor palabra es la que está por decir. Después de escuchar ayer al expresidente de la Diputación provincial de Castellón, Carlos Fabra, a su salida el lunes del  juzgado número 4 de Castellón,  tras declarar por la causa que investiga la fiscalía sobre el sistema de cobro de las entradas de las corridas de la Beneficencia, después de que Carlos Fabra apuntara con el dedo señalador al actual presidente de la Diputación, Javier Moliner, mostró ayer sus dotes toreras.

ondacero.es

CASTELLÓN | 18.03.2014 13:50

El actual presidente de la Diputación ha contestado impasible, templando la muleta, sin entrar al trapo de las acusaciones, como bien taurino que es. Moliner, desafectado,  aseguraba que no se siente responsable de las denuncias de Carlos Fabra y reconoce que como no le gustaba el sistema de cobro que había a su llegada a la Diputación, por lo que decidió cambiarlo. Recordamos que la Diputación enviaba a los ayuntamientos una cantidad de entradas cuyo importe luego las descontaba del cobro de tributos y subvenciones. Carlos Fabra reiteró ante el juez que nunca se presionó a ningún ayuntamiento para que se quedará las entradas y que cualquier corporación podía devolverlas si lo consideraba oportuno. La investigación iniciada por la Fiscalía, tiene su origen en recurso  que interpuso el ayuntamiento de Vila-real, entonces de signo socialista, mediante el que el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana obligó a la Diputación a devolver 20.000 euros. A raíz de esta sentencia la Fiscalía de Castellón inició diligencias para investigar el sistema de cobro.

A la espera del resultado de la justicia, lo que si que queda a la vista de todos es el resquemor del expresidente de la Diputación contra su sucesor, a quien él mismo cedió el cargo. Las palabras de Carlos Fabra fueron lapidarias cuando a preguntas de la prensa le preguntaron por Moliner y contestó “quién es Javier Moliner, no le conozco”. Está claro que a Carlos Fabra no le gusta la gestión de Moliner, pero tampoco a Moliner, le gusta demasiado la herencia que le ha dejado su antecesor, no obstante, cierra el pico y templa los trastos del toreo.