LOS RUMANOS DE CASTELLÓN

Los rumanos vinieron para mejorar su nivel de vida, fueron un elemento clave para el crecimiento económico desorbitado, pero también se convirtieron en agentes de consumo, en compradores de bienes, vivienda y automóviles en un mercado que los integró como demandantes de hipotecas y servicios. Pero la crisis llegó para todos y de repente los castellonenses se vieron obligados a coger el petate y hacer lo mismo que habían hecho en años de bonanza los rumanos, una dinámica a la que se han resistido muchas familias rumanas afincadas en la provincia de Castellón. Lejos de aumentar el flujo migratorio de los rumanos hacia otros países, las cifras revelan unos datos sorprendentes, según el instituto Valenciano de Estadística en la provincia de Castellón hay más de 50.000 rumanos, de los que un 50% reside en la capital de La Plana. Y más sorprendente aún, la población rumana de Castellón, lejos de disminuir, ha aumentado de 48.000 residentes en 2011 a casi 51.000 en 2013. Y es que los rumanos de Castellón no se sienten inmigrantes, se resisten a marchar porque por más que tengan que apretarse el cinturón, todavía su calidad de vida es más alta aquí que en su propio país de origen, valoran la sanidad y la educación y sus hijos ha echado fuertes raíces en la provincia. Otra de las razones por la que no vuelven es porque muchos han contraído hipotecas difíciles de resolver.

Hoy se celebran en Castellón los actos conmemorativos del Día Nacional de Rumania, que oficialmente es el 1 de diciembre pero se adelantan en el calendario para ser el preámbulo de muchas celebraciones el domingo en nuestra provincia. Los rumanos siguen estando y esta es también la evidencia de que quieren tener su propia voz.