Antonio recuerda el momento en el que pasó más vergüeza, un día en el mientras paseaba por la playa decidió dar una sorpresa a su padre, al verlo de lejos. Se acercó a él, empezó a pellizcarle el trasero y darle besos en la cabeza, hasta que se dio cuenta que no era su padre, sino que era un concejal del ayuntamiento de Sevilla.
Juan Miguel nos cuenta cómo sacó los colores a su mujer, a sus hijos y a su hermano, cuando fue el cine a ver la película de "Ocho apellidos vascos", sin ser consciente de que se habían confundido de día sacando las entradas, lo que provocó un alboroto en la sala porque había otros sentados en su localidad. Entonces, con la intención de de rebajar la tensión, decidió subirse a la plataforma y empezó a contar chistes de vascos, mientras el resto de la familia "se escondía debajo de la silla".
Por su parte, Roberto comenta el "momento ridículo" que vivió, cuando vio a un hombre declararse de rodillas en un resturante diciendo lo mucho que quería a la mujer con la que estaba cenando. Al final, mientras todos creían que se trataba de una proposición de matrimonio, lo que sucedía es que celebraban una semana juntos.
Escuchamos también el testimonio de María Victoria, que no recibió ninguna sorpresa ni nada similar, pero que vivió uno de los peores momentos de su vida, cuando fue parada en la carretera por un Guardia Civil y bajó del coche sin recordar que para conducir más cómoda, se había desabrochado los botones de la falda. Es por eso que salió de su vehículo y de pronto se encontró "en bragas delante de la Guardia Civil".