Es la mayor estafa del gobierno griego y su protagonista no está exento de polémica. Estrella del atletismo heleno -fue abanderado de honor en los Juegos Olímpicos de Montreal en 1976- y conocido dentista en Tesalónica. Vasílis empezó su carrera política como concejal del partido conservador hace ya 35 años. Recibió la alcaldía en 1999 y allí estuvo gobernando durante 3 legislaturas consecutivas hasta el 2010.
La investigación comenzó cuando su sucesor, el independiente Yánis Butáris, denunció desajustes en las cuentas municipales. Había un desfalco de 52 millones de euros, de los que solo se han podido demostrar 18. Fue entonces cuando todas las miradas apuntaron hacia el poderoso exalcalde Papayorgópulos y su equipo de 17 personas.
En la sentencia se recalca que los acusados habían malversado fondos públicos desviándolos hacia la agrupación municipal "Renacimiento", que pertenece a Nueva Democracia, uno de los partidos del gobierno griego. Los tres condenados están ya en la cárcel. Otros dos exdirectores de servicios municipales han sido castigados con penas de entre 10 y 15 años. Los 13 imputados restantes fueron absueltos.
“Los que me han condenado tendrán remordimientos de conciencia hasta su muerte", así se dirigía el exalcalde al Tribunal que lo había declarado culpable. “Seguramente no seremos nosotros los que tengamos remordimientos”, le contestaba el presidente de la sala.
La gran mayoría de la población de Tesalónica se muestra a favor de la condena. “Ya era hora de que los que nos llevaron a la ruina paguen por ello”, reclama Marios, un joven estudiante. “Que se pudra en la cárcel, es lo que se merece. Por una vez la justicia griega está dando ejemplo al resto del mundo”,afirma Teos, dueño de un pequeño restaurante.
La sentencia, pionera en Grecia, es debido a que los tres jueces de la Fiscalía rechazaron tener en cuenta los atenuantes. Desde 1996, la malversación de fondos públicos superior a 146.735 euros se considera un crimen condenable con la pena máxima. Al exalcalde y sus dos cómplices solo les queda apelar al tribunal superior, mientras tendrán que esperar en la cárcel.