150 años bajo Londres
En el 23 y el 24 de Leinster Gardens, cerca de Hyde Park, hay dos casitas que son todo fachada. Tras ellas no hay habitaciones, cocina... nada salvo las vias de un antiguo ferrocarril. Una abertura para dejar escapar el vapor de los primeros trenes de la primera línea del metro de Londres. Era la solución para no asfixiar a los primeros pasajeros del suburbano, cuando las locomotoras eran sólo de vapor. Han pasado 150 años.
La primera línea, la Metropolitan (de ahí que al transporte suburbano se le llame metro en casi todo el mundo salvo en Londres que es Underground) se inauguró la segunda semana de enero de 1863. Cubría la ruta entre Paddington y Farringdon. Pronto se extendió hacia otras zonas con las líneas District en 1865 y Circle en 1884. La revolución llegó con la locomotora eléctrica a partir de 1890, cuando nació la Northern Line. Luego llegaron la Central en 1899 y la Piccadilly en 1903. Ya era una red compleja que funcionaba de maravilla. Había que convertirla en un icono.
Y el diseño tuvo mucho que ver. El del logo, a cargo de Edward Johnston, en 1916 y el del primer diagrama de la red y sus conexiones de Harry Beck en 1933 convirtieron al metro de Londres en todo un icono del “diseño pop”. La utilidad del diagrama, además, es incontestable. Mucho ha cambiado el metro, pero casi nada la forma de trazar el camino entre sus estaciones. El plano que todos conocemos se actualiza y refleja de forma sencillísima lo que, en realidad, ha sido un esfuerzo renovador constante y enormemente grande. Adaptar un sistema de transporte antiguo a las necesidades contemporáneas no es un reto fácil de gestionar. Según Mike Ashworth, uno de los diseñadores de la red de metro londinense, “siempre tenremos que aceptar que tenemos el metro más antiguo del mundo, no el más nuevo... y también es uno de los mayores y más ajetreados... cuando en época victoriana se construyó esta estación, no se imaginaba que por aquí pasaría 10mil millones de personas al año... el reto ha sido enorme”.
Enric González cuenta en 'Historias de Londres' que fue refugio contra zepelines entre 1914 y 1918 y contra los bombardeos de la Luftwaffe entre 1941 y 1943. En los años 60 y 70 del siglo XX se sumarían otras dos importantes líneas, la Victoria y la Jubilee.
MIND THE GAP
Con 150 años, al viejo metro le quedan muchos vestigios de su pasado. En la arquitectura de las estaciones antiguas. O en otro de sus iconos, el “Mind the gap”. Todavía se puede escuchar la entrecortada grabación original, a cargo de Peter Lodge en 1968, en el anden norte de la Northern Line en la estación de Embankment.
Hoy, la red tiene más de 400km de longitud, y necesita de otros 400 trenes en la hora punta de la mañana cada día. 1.100 millones de pasajeros lo utilizan al año, 4 millones cada día y de esos 4, un millón sólo están de paso porque no viven en Londres. Los que sí vivimos en la capital del Reino Unido nos pasamos, de media, 11,5 días al año en el Underground, de los cuales 5 días los empleamos en recoger en los túneles que conectan cada estación.
Howard Collins, de la oficina del London Underground, asegura que “estamos batiendo record tras record de usuarios, cada vez son más... sólo el año pasado aumentó un 6%, y se demostró como un exitoso medio de transporte para las olimpiadas, revelando la exitosa operación de transportes realizada en Londres. Y así tenemos que seguir”.
Cada tren, de cada línea, recorre al año el equivalente a casi cinco vueltas completas al planeta. Con 150 años, lo del metro de Londres, es -en casi cualquier sentido- todo un mundo.