-ROZADURAS. En verano es habitual sufrir rozaduras al dejar de usar calcetines y aumentar la fricción del material del calzado sobre la piel. En ese caso, se recomienda curar las heridas generadas y cambiar de calzado para evitar que se agraven las heridas o se desarrollen ampollas. En caso de generar ampollas el tratamiento aconsejado es explotarlas para evacuar el líquido, colocar povidona yodada sobre la zona pero no retirar la piel, ya que esa piel es el mejor apósito para proteger la zona.
-CHANCLAS. Sí que se aconseja el uso de chanclas como barrera de protección en zonas húmedas o en los lugares en los que frecuentemente se producen encharcamientos de agua, como zonas de vestuarios, duchas comunes o accesos a piscinas. Para erradicar aún más la posibilidad de contagio, se recomienda no compartir el calzado ni la toalla, ni caminar descalzo sobre moquetas de hoteles o los espacios públicos anteriormente mencionados.
-PROTECCIÓN SOLAR. A la hora de tomar el sol, se recomienda aplicar crema solar en todo el cuerpo, incluidos los pies en su totalidad, también el dorso, ya que pueden sufrir quemaduras. En los paseos por la playa, tratar de evitar las horas de más calor por la alta temperatura de la arena, y prestar atención en cada paso para evitar pisar objetivos que puedan dañar nuestros pies.
-SECADO E HIDRATACIÓN. Otro consejo muy importante, que mucha gente pasa por alto, es secar en profundidad los pies insistiento entre los dedos y las uñas para eliminar la humedad. Además, tras pasar el día en la piscina, es aconsejable lavar bien las chanclas y los pies en casa como medida extra de higiene, y siempre finalizar con la hidratación mediante la aplicación de una crema específica para pies. Se recomienda el hábito de la hidratación de los pies con cremas podológicas diariamente antes de acostarse, aplicando un pequeño masaje.
-VISITA AL PODÓLOGO. También recordar la importancia de realizarse sesiones de quiropodias a lo largo de todo el año en clínicas especializadas, en las que el podólogo hará una primera valoración del estado del pie y de las uñas. Son tratamientos consistentes en la deslaminación de durezas, eliminación de callosidades y helomas, fresado de talones y corte y limado de uñas.