Dos grandes diferencias...
Clesa vuelve a saltar a la actualidad por una decisión judicial que podría clasificarse entre los criterios salomónicos.
El juez autoriza la venta con condiciones: Acolact, esta cooperativa láctea, puede hacerse con la planta en la comarca del Umia asumiendo las deudas de dos millones de euros con la tesorería de la Seguridad Social. Esto puede o no truncar un proyecto encauzado….
Qué pasa, en este país, en el que las malas prácticas empresariales y financieras son afrontadas por personas o entidades ajenas a la autoría de las mismas. En algún momento, ¿jugar con la vida y futuro colectivo tendrá las consecuencias debidas y medidas?
Habrá una legislación hecha medida que responsabilice a los malos empresarios (que los hay) o los aficionados al negocio rápido y cortoplacista (que abundan y se refugian en el paraguas de la patronal) para rebanar todo los posible: cogiendo aquello que le corresponde y lo que no.
Del mismo modo que existen ejemplares y detestables trabajadores, el mundo de la empresa no puede ser ajeno a esta serie de analogías.
La realidad, en uno y otro caso, parece estar marcadas por una distancia poco equilibrada: Un trabajador improductivo puede ser objeto de despido. Por contra, el concurso de acreedores siempre será un recurso a mano para maquillar la negligencia empresarial.
Dos grandes diferencias que convendría no solo analizar sino subsanar con valentía...