Un problema que se está apreciando ya en cultivos tradicionales de la zona, como los cítricos, cuya floración se adelantó, pero que las olas de calor de agosto han paralizado porque el arbolado sufre un estrés que le lleva a priorizar su supervivencia sacrificando el fruto. Por este motivo, el limón, el pomelo o la naranja no han crecido en las últimas semanas y pone en peligro la campaña.
Las consecuencias del calor afectarán también a hortalizas de invierno como la alcachofa o el brócoli, que habitualmente se siembran en meses de verano y se recolectan a partir de octubre. Se está retrasando su siembra a principios de septiembre y eso puede ocasionar una escasez de hortalizas en otoño.