La Fundación Franz Weber critica que el Ayuntamiento de València permita los encierros simulados dirigidos a menores
Los naturalistas aseguran que son contrarios a las recomendaciones de organismos internacionales y solicitan al ayuntamiento que los sustituya por otras actividades
La Fundación Franz Weber ha criticado este martes la continuidad del encierro taurino simulado dirigido a niñas y niños de Ciutat Vella y que contará con la financiación del Ajuntament de València. Para la fundación, estas prácticas son el enésimo intento de “blanqueamiento” del maltrato animal, recordando que la Generalitat Valenciana regaló 300.000€ a una entidad privada radicada en Madrid para promover novilladas en varias localidades, también entre personas menores de edad o el aval a concursos de toros embolados con recortes.
Los naturalistas han criticado este tipo de convocatorias por suponer una evidente trivialización de lo que suponen los eventos taurinos, en donde niñas, niños y adolescentes son instruidos, como una supuesta actividad festiva, en la propia práctica taurina entre comentarios de refuerzo positivo. Aun siendo simulado, el evento contribuye a trivializar el sufrimiento de los toros que son forzados en estas prácticas, dando un supuesto barniz festivo o cultural que resta importancia también a las heridas, lesiones invalidantes e incluso muertes de personas participantes.
El Comité de los Derechos del niño avisa de nuevo
Este organismo de Naciones Unidas acaba de publicar el llamado ‘Comentario General nº26’ en donde realiza una nueva apelación al maltrato animal: “Los niños deben ser protegidos de todas las formas de violencia física y psicológica y de la exposición a la violencia, como la violencia doméstica o la infligida a los animales". Esta nueva petición tiene un encaje evidente en la exposición a la violencia que sufren niños, niñas y adolescentes en prácticas concretas, como la tauromaquia. En el caso concreto del entramado taurino la protección debería abarcar su participación en toda clase de actividades de manera directa, como escuelas taurinas, clases prácticas y tentaderos, o su implicación como parte espectadora. Tan solo 3 comunidades: Galicia, Catalunya e Illes Balears establecen algún tipo de restricción de entrada a las plazas de toros.