Roberto Álvarez nos habla de ‘Equus’, una de las grades obras maestras de la dramaturgia universal, escrita por Peter Shaffer

Un psiquiatra recibe el encargo más difícil de su carrera: deberá tratar a un joven que ha cometido un acto de una brutalidad atroz. El chico ha sido detenido por haber lesionado a la media docena de caballos a los que cuidaba en un establo. A partir de aquí comienza una investigación detectivesca de tintes psicoanalíticos en la que el psiquiatra deberá averiguar qué llevó al joven, que jamás había dado un problema, a cometer semejante acto.

La obra es una dura reflexión sobre los patrones que dirigen nuestra conducta, en una sociedad materialista donde los temores ante nuestro desvalimiento en mitad de un universo que no entendemos se combaten con el fanatismo. Equus nos enfrenta a nuestros propios miedos, que nos conducen a una vida cegada por la rutina y las convenciones sociales, en las que no queda espacio para la pasión. Es, en definitiva, un canto a la libertad y, a su contrario, una denuncia sobre cómo la sublimación de esos instintos naturales nos pueden llevar a la atrocidad y la locura. De este modo, la figura del caballo embridado y encadenado, no es más que el símbolo de nuestra propia esclavitud en una sociedad de consumo en la que nuestras afecciones son tratadas por la medicina con fármacos para adormecer el deseo.

Equus, escrita en 1973 por el dramaturgo inglés Peter Shaffer, es una de las grandes obras maestras de la dramaturgia universal. Un texto complejo y apasionante que obliga a actrices y a actores a realizar interpretaciones al límite.

Carolina África dirige a Roberto Álvarez, Álex Villazán, Jorge Mayor, Manuela Paso y Claudia Galán en la adaptación de Natalio Grueso de este texto universal.