El 15 de mayo de 2007 la subestación eléctrica de Patraix sufrió una explosión que no provocó heridos pero sí aumentó la intranquilidad de los vecinos que residen cerca de la instalación, que ya llevaban años reclamando su desmantelamiento. El incidente, registrado en plena campaña de las elecciones municipales de ese año en que Rita Barberá reeditó su mayoría absoluta, llevó al Ayuntamiento de València a ordenar el cierre de la subestación. Estuvo precintada durante un año y medio. Además, en 2009 un juzgado anuló la licencia de actividad al considerarla una actividad peligrosa, y el consistorio la declaró fuera de ordenación.
El último movimiento de cara a al traslado se produjo en junio de 2018, cuando el Ministerio de Industria volvió a incluir la subestación eléctrica del Nuevo Cauce en su planificación de inversiones. Esta instalación es la que debe permitir el cierre y traslado de la de Patraix. El gobierno local se mostró dispuesto a permitir que esta futura subestación no se construya totalmente soterrada, a pesar de que el Ayuntamiento aprobó en pleno en 2008 una moción para advertir de que no daría licencia a ninguna instalación de este tipo que no estuviera bajo tierra. La intención de este cambio de postura era dar más facilidades para el traslado, pero de momento todo sigue igual y la subestación de Patraix sigue funcionando con normalidad.