Hoy en Onda Deportiva opina Santi Gambín
La organización del triatlón Arenales 113 ha anunciado esta semana que no seguirá en Elche mientras que el Ayuntamiento afirma que sólo ha pedido que el evento revierta económicamente en el deporte local.
Leo con sorpresa, y también con mucha tristeza, que en 2017 dejará de celebrarse la que debería haber sido la decimotercera edición del triatlón de Arenales, el Arenales 113, que organiza el A300w Elche TCP. Y lo peor es que no entiendo las razones que se dan para ello, porque me parecen en buena medida erróneas. A priori, parece lógico el argumento de la Concejalía, cuando argumenta que quien quiera triatlón, que se lo pague. Y que la celebración de una prueba de estas características no debería costar dinero a la ciudad. Pero, a poco que se profundice, esta lógica aparente resulta inconsistente y, a qué negarlo, un punto demagógica.
El Ayuntamiento de Elche aludía en su comunicación, en primer lugar, que la celebración de un evento de estas características “no se ajusta a la política deportiva actual de la Concejalía de Deportes, ya que este evento no tiene como finalidad principal el fomento del deporte ilicitano”. Así como que “los costes que supone este evento son inasumibles para el Ayuntamiento, en relación a lo que aporta para la ciudad”. Para posteriormente, incluso, afirmar que “quien quiera triatlón, que se lo pague” o que la ciudad no debe soportar una prueba de estas características. Como si la colaboración pedida fuera a cargar sobre las arcas municipales una prueba que en su práctica totalidad se basa en el esfuerzo y en el trabajo de cientos de voluntarios que la hacen posible.
Si bien no puede haber objeción a que el fomento del deporte ilicitano sea una prioridad municipal, enfrentar esa opción con la celebración de pruebas no directamente encaminadas a ese fin resulta un tanto simplista. Nada impide que, siendo ese un objetivo de nuestro Ayuntamiento, no pueda al tiempo ser compatible con la colaboración en la celebración de pruebas deportivamente relevantes. ¿Es que son dos fines incompatibles? ¿No pueden pretenderse los dos al mismo tiempo? Además de que esta prueba también contribuye, sin duda, al fomento del deporte en nuestra ciudad, a pesar de que se quiera plantear como enfrentado a él. Y bien que puedo atestiguarlo en primera persona.
Yo participé en mi primer triatlón disputando hace ya tres años la décima edición del Arenales 113. Y como yo, muchos otros ilicitanos (y sin duda, también muchos más no ilicitanos) han tenido su bautismo en este deporte en las aguas de la playa del Carabassí, en la carretera del aeropuerto y también en las famosas escaleras de su carrera a pie, atraídos por contar con una prueba tan espectacular en casa. Después de participar en ella, he seguido practicándolo y he disputado varios triatlones más. Y así sigo hasta la fecha. ¿Quién puede negar la influencia de una prueba de estas características en el hecho de que Elche sea, en la Comunidad Valenciana, la ciudad con más clubes de triatlón, con ocho, y que los practicantes de este deporte crezcan día a día? Sin duda, contar en nuestra ciudad con la disputa del Arenales 113 ha influido en que, como me ha sucedido a mí, muchos ilicitanos nos hayamos sentido atraídos por la práctica de este deporte. Igual que antes, sin ir más lejos, me ayudó a iniciarme en el running la participación en mi primer Medio Maratón Ciudad de Elche.
En cuanto a los costes que se generan, creo que plantearlos descontextualizados es un error, y un sesgo muy peligroso. En la última edición tomaron parte casi mil triatletas. Buena parte de los cuales se desplazaron el fin de semana acompañado de familiares y de amigos, y pasaron aquí unos días, alojándose y consumiendo en nuestra ciudad. Y también en su entorno, por supuesto. ¿Ha consultado el Ayuntamiento esta decisión con los hoteles de Elche para saber qué les parece la medida? ¿Y con los comerciantes y hosteleros de Arenales? ¿Coinciden con el análisis municipal de que la prueba no aporta nada la ciudad? La organización de la prueba ha cifrado en cerca de 400.000 euros la repercusión de esta prueba en la ciudad. Si el Ayuntamiento tiene un estudio más fundado, que permita discutir esa cifra, sería bueno que lo expusiera y pudiéramos comparar para ver si nos ponemos de acuerdo en cuál es el impacto real, porque me niego a creer que sea inexistente como se afirma. Y es que el fomento de actividades que permitan dinamizar la actividad económica (de hostelería, de alojamiento…) también es una competencia del Ayuntamiento, que debería cuidar a quien decide celebrar una prueba deportiva de estas características, arrastrando visitantes que pasan un fin de semana en la ciudad, consumiendo en sus establecimientos y generando publicidad a través de las redes sociales y medios de comunicación. Y si es una entidad privada la que la organiza, con el lógico fin de recaudar dinero para sus propias actividades deportivas, ¿desde cuándo es malo ganar dinero con el esfuerzo propio? Leyendo algunas declaraciones, parece que lo sea… Entiendo que se le debería facilitar, y no impedir, aprovechando el beneficio que ese esfuerzo particular genera al término municipal, con una pequeñísima inversión a cambio.
También me parece corto de miras renunciar a la publicidad que otorga esta prueba en el ámbito nacional e internacional. Muchas ciudades cuentan con pruebas deportivas relevantes que, aunque no fomenten su deporte local y exijan una inversión, las colocan en primera línea de un deporte determinado, habitualmente minoritario, durante unos días (bien cerca tenemos buenos ejemplos de ello). Y casi todas ellas las miman y las cuidan, fomentándolas y haciendo que cada edición sea mejor que la anterior. Porque así también se hace grande la ciudad, y se la asocia a actividades prestigiosas, de lo que se beneficia su imagen y su proyección exterior. Sin necesidad de costosas campañas de publicidad, de reversión más discutible y a más largo plazo. Buena prueba es que, anunciada la cancelación de la prueba, no han faltado ofertas y candidatas a acoger un evento que, a un coste ridículo, permite una proyección magnífica con un esfuerzo mínimo. Esfuerzo que soporta en su práctica totalidad el organizador. Leer la relación de peticiones efectuadas por la organización al Ayuntamiento evidencia hasta qué punto los 40.000 euros en que ha cifrado el coste municipal es desproporcionado.
Si, aun así, la prioridad es que no exista gasto para la ciudad, porque al Ayuntamiento no le parece suficiente el retorno de la prueba a la ciudad, siempre existe la posibilidad de calcular una tasa por la prestación de estos servicios especiales, como la ocupación de la vía pública, por medio de las ordenanzas municipales. Y no reclamando dinero a tanto alzado por medio de convenios o imponiendo ‘colaboraciones’ impuestas, mediante una coorganización injusta. La arbitrariedad y la no sujeción a criterios tasados siempre es una mala opción para los servidores públicos. Pero impedir la celebración de la prueba a cambio de unos ingresos tan exiguos, cuando el Ayuntamiento sí gasta en publicitarse en ferias internacionales para celebrar eventos deportivos, parece un mal negocio.
Sólo se puede afirmar que Arenales 113 no ha aportado nada a la ciudad, tanto deportiva como económica o publicitariamente, desde el desconocimiento de la relevancia de esta prueba. Está situada entre las mejores de su disciplina a nivel nacional, con cada vez mayor repercusión en el extranjero. En la prueba, con cerca de mil participantes en su última edición, toman parte deportistas ilicitanos, también de todos los puntos de España y cada vez más extranjeros. Y no han sido pocos los de primer nivel mundial que han participado en ella, como el propio Eneko Llanos, subcampeón en el Ironman de Hawái. No hace tantos meses, la Gala del Deporte premiaba la prueba, reconociendo su relevancia e importancia para el deporte ilicitano.
En definitiva, es una tristísima noticia para el deporte local y para la sociedad ilicitana en general la pérdida de una prueba de la relevancia y la importancia del Arenales 113. Y, si es que aún es posible, me gustaría pedir que se reconsiderara la decisión tomada para permitir, valorando en su justa medida todos los aspectos de la misma, y cuánto pierde la ciudad y sus ciudadanos con ella, retomar la organización del evento tal y como ha sido habitual desde hace 13 años, sin renunciar a ese activo. Y, si es que no es posible ya, sólo aprovecho para dar las gracias a los organizadores por haber hecho a Elche sede de uno de los mejores triatlones nacionales y por haberme permitido iniciar con él mi experiencia como triatleta.