'Con las Orejas Tiesas': Sí al empleo, no a la vaguería
La opinión de Juan Lozoya, cada semana en Onda Cero Castellón.
No se asusten, ya sé que ninguno de ustedes está acostumbrado a que elogie medidas del Gobierno de España. Pero es que creo que, en esta ocasión, aciertan en el objetivo, aunque todavía está por ver que salga adelante su propuesta y, si lo hace, cómo saldría.
Me refiero a la propuesta de la vicepresidenta Nadia Calviño, de mejorar las condiciones de las personas en situación de desempleo y vulnerabilidad. Pero, a su vez, condicionándolo a aceptar las propuestas de empleo que les surjan, adecuadas a su formación.
Y digo que es de lo mejorcito que hay en esa asamblea de majaras, que reza la canción de los independentistas de Kortatu. Ya sé que soy más mayor que la mayoría de ustedes, pero viene muy al caso para hablar de nuestro Consejo de Ministros, utilizando el estribillo de una canción emblema de este grupo radical vasco, que mantuvo una estrecha relación con el movimiento separatista y nunca ocultó su simpatía hacia la izquierda abertzale. De hecho, su canción «Sarri, Sarri» está dedicada a la fuga del preso de ETA Joseba Sarrionandia, tras esconderse en los altavoces utilizados en un concierto en la cárcel de Martutene.
Por eso hoy he decidido volverme a meter en un barrizal, cual guarro gozón. Y que conste que, sin que sirva de precedente, que hoy me alineo a tope con la vicepresidenta Nadia Calviño. Sin duda, es el principal valor, al menos el más serio y razonable, del extensísimo, numerosísimo e ineficacísimo Consejo de Ministros de nuestro excelso Pedro Sánchez.
Y es que la ex vicepresidenta, aunque aún no es oficial su salida a metas más altas y europeas, es la responsable de que la economía del Gobierno de España no se salga aún de los estándares de la Unión Europea y haya anunciado esta semana que va a incentivar la entrada en el mercado laboral de la extensísima nómina de vagos profesionales que mantenemos entre todos a mesa y mantel.
Calviño, atendiendo a las exigencias de la Unión Europea, porque si no, no mueve al Gobierno de Pedro Sánchez ni la madre que lo parió, ha explicado que va a mejorar las condiciones de los desempleados, a la vez que va a endurecer el acceso a las prestaciones por desempleo a aquellos parados que se nieguen reiteradamente a aceptar las ofertas de trabajo que les ofrezcan, siempre que sean acordes a su formación y condición.
Hablando en romano paladín, lo que quiere decir la vicepresidenta del Gobierno Nadia Calviño es que, por exigencias del guión, vamos, de la Unión Europea, aquellos vagos profesionales que renuncien a las ofertas de empleo que les lleguen, dejarán de cobrar las prestaciones por desempleo. Vamos, que pretende que se acabe eso de los profesionales del subsidio que viven a costa del buenisimo de Papá Estado y los impuestos que pagamos todos los que sí queremos trabajar.Espero que haya quedado claro.
Algo de perogrullo que los españoles que nos hemos resistido a vivir del paro, aunque a veces haya sido tentador, vemos de una lógica aplastante.
Pero, vete tú que aquí también tenemos una dicotomía, como en tantas cosas ya en este país y en este Gobierno, que es el nuestro, el de todos. El problema es que el enfrentamiento, la contraposición y el muro de contención y de oposición surge también de otra vicepresidenta del Gobierno. No es del PSOE como Calviño, pero está igual de embelesada con el Adonis de la Moncloa.
Y es que Yolanda Díaz, que por algo es la cara más amable del Gobierno, dice que por encima de su cadáver. ¡Que si Puigdemont, estando fuera del Gobierno, es capaz de condicionar las políticas de Pedro Sánchez, ella, estando dentro del Gobierno, debería de ser mucho más capaz!. Así que no ha tardado ni media hora en anunciar que contra los trabajadores no va a ir nadie, y menos dentro de su propio equipo de Gobierno, aunque no sea suyo.
Lo que se le olvida es que la medida de Calviño no va contra los trabajadores, sino contra los vagos profesionales que rechazan todas las ofertas de trabajo porque no quieren trabajar. Y es que, Yolanda Díaz confunde, una vez más, su papel, porque es ministra de Trabajo, no del paro, ni del desempleo. Y se supone que debería hacer todo lo posible por sumar a cuantas más personas, mejor, al mercado laboral.
Hemos retorcido ya tanto nuestros valores y prioridades, que ahora ya hablamos de paro técnico, el que es imposible de evitar, incluso en las mejores condiciones, en torno al 10%. Una pena si tenemos en cuenta que hace apenas 15 años se hablaba de paro técnico en torno al 4 o el 5 por ciento de la población activa.
Pero esto es lo que hay. Menos mal que la Unión Europea ahora sí que va a ponernos deberes de verdad para que no nos vayamos a la quiebra, en un país en el que cada español ya asume cerca de 30.000 euros de la deuda pública que ha generado el Gobierno de Pedro Sánchez. Por eso Europa ha puesto la barrera, y ha levantado un muro de los que tanto le gusta a Pedro Sánchez, en el 1 de enero de 2014.
A partir de ahí tocará controlar el gasto, reducir la deuda y empezar a hacer trabajar a todos los que quieran trabajar. Y a los que no, pues ya se sabe. Qué quieren que les diga: ¡Calviño For Ever!
De todas formas, no hagan mucho caso… que es solo mi opinión.