Cae una red en Madrid que vendía 24.000 pastillas de MDMA en botes de chicles
La investigación comenzó en marzo y ocho de los detenidos ya están en prisión. Simulaban que los botes de chicles estaban perfectamente sellados y sin manipular.
La Policía Nacional ha desarticulado una organización criminal dedicada a la producción y envío de droga oculta en botes de chicles. En la operación han sido detenidas diez personas y se han intervenido más de 24.000 pastillas de MDMA, un kilogramo de éxtasis en polvo y una máquina "entabletadora".
A nivel nacional, la red distribuía la droga a través de venta directa, mientras que a nivel internacional (a países como Venezuela, Argentina o Estados Unidos) lo hacía a través de empresas de mensajería utilizando identidades ficticias según ha informado la Jefatura Superior de Policía de Madrid.
A finales de noviembre los agentes ya realizaron entradas y registros en tres domicilios en Puente de Vallecas y Villaverde en los que hallaron 800 gramos de tusi, más de 100 gramos de cocaína, 26 gramos de ketamina, 44 gramos de marihuana además de dos armas de fuego y munición, dos motocicletas, un reloj de alta gama y numerosa documentación.
Ocho de los integrantes ya están en prisión
En ese momento, los agentes detuvieron a 10 personas (ocho hombres y dos mujeres), todos de nacionalidad venezolana y entre los que se encontraba el líder del grupo. A los 10 se les investiga por delitos de pertenencia a organización criminal y contra la salud pública y ocho de ellos ya están en prisión.
La investigación comenzó en mayo después de que la Policía descubriera el grupo al interceptar uno de los envíos a Venezuela. Ahí descubrieron que almacenaban la droga en botes de chicles. Posteriormente, los agentes descubrieron que compraban la sustancia fundamental en polvo importado desde Holanda y la convertían en pastillas usando una prensa o "entabletadora".
Simulaban botes de chicles sin abrir para mandar la droga al extranjero
Para disimular los envíos de pastillas al extranjero, el grupo criminal calentaba botes de chicles para quitar la anilla sin llegar a romper el precinto, los llenaban hasta arriba de MDMA y los volvían a enfriar para que volviera a su tamaño original. Así conseguían que los paquetes lucieran perfectamente sellados y que no habían sido manipulados previamente.
Muchos de los integrantes de la red almacenaban la droga en casa y, gracias a sus trabajos de repartidor o "rider", la repartían.