Premios de la Academia Madrileña de Gastronomía
Ya se que me repito mucho porque cada semana hablo del momento tan maravilloso que vive la gastronomía madrileña. Nuevos restaurantes que en poco tiempo están en la cresta de la ola, restaurantes de toda la vida, que siguen llenando cada día, y muy buen hacer por parte de cocineros, sumilleres, camareros, pasteleros, así como agricultores, ganaderos, viticultores de los 4 puntos cardinales de la Comunidad de Madrid, que se dejan la piel todos los días para ofrecernos magníficos productos de proximidad.
Y para darle valor, existe desde hace 18 años la Academia Madrileña de Gastronomía, una asociación cultural sin ánimo de lucro que tiene por objeto impulsar y divulgar la gastronomía de Madrid, y que la semana pasada organizó en un emotivo evento en la Real Casa de Correos sus séptimos premios. Emotivo porque fue además la presentación en sociedad del nuevo presidente de la academia, que se nombró hace dos semanas, Rogelio Enríquez, farmacéutico de profesión y gastrónomo de corazón que llega con muchas ganas de seguir con el legado de su antecesor, además de querer hacer una academia más popular, en la que todos los sectores de la gastronomía y los aficionados se sientan representados e integrados. Varios de sus objetivos son querer llegar a acuerdos con colegios para acercar a los jóvenes este mundo tan sabroso, además de sacar varias publicaciones, y ofrecer alguna beca para ayudar con los estudios de hostelería a futuros profesionales.
En cuanto a los premios, como Rogelio comenta, fue una decisión difícil por el nivel que tenemos en Madrid. Tres reconocimientos a ‘Toda una vida’, cayeron en Juanjo López Bedmar del mítico restaurante La Tasquita de Enfrente. Cocinero autodidacta que cambió hace 25 años las corbatas por los delantales, y que desde el primer momento apostó por el producto de temporada y tratarlo con mimo y elaboraciones sencillas. El segundo recayó en Félix Colomo Dominguez, que lleva más de 40 años rescatando del olvido restaurantes como La Posada de la Villa, la Taberna del Capitán Alatriste y Las Cuevas de Luis Candelas. El tercero fue para Paco Ron, cocinero de vocación tardía, aprendió y trabajó con alguno de los mejores –Martín Berasategui, Arzak, y que abrió la Taberna Viavelez hace más de 15 años.
El ’Premio de la Propuesta Innovadora’ ha recaído Desde 1911, el restaurante que abrió en homenaje al legado familiar de Pescaderías Coruñesas, y que está basado en buscar la excelencia respetando el mar y el producto que nos trae la marea. Uno de los restaurantes más top en mi opinión del panorama madrileño.
El ‘Premio al Bar Tradicional’ es para Bodegas Rosell, el despacho de vinos con más de 100 años que se ha transformado en una de las tabernas que mejor saben mantener la oferta tradicional de los bares madrileños.
Por supuesto el ‘Producto de Madrid’ también ha tenido cabida en estos premios, que ha recaído este año en el Garbanzo de Daganzo, recuperado por Alberto Godin hace 15 años.
Y del producto, al ‘Plato más Castizo’ que este año ha recaído en Casa Labra con sus famosos soldaditos de pavía, esas tiras de bacalao desalado rebozado tan típico en las tascas y tabernas madrileñas desde el S. XIX.
Pasando a la sala, el ‘Premio al Sumiller’ es para Israel Ramírez, que ha elaborado la espectacular carta de vinos del restaurante Saddle con más de 1.500 referencias de vinos.
El ‘Premio a la Sala’ se lo otorgaron a Roberto Jiménez del restaurante Zalacaín, una de las salas con mejor servicio de Madrid.
El ‘Premio al Restaurante / Cocina’, ha sido para Ugo Chan, el restaurante japonés de Hugo Muñoz con una estrella Michelin y que es un lugar de peregrinación para los amantes de esta cocina.
El ‘Premio a la Cocina Regional’ fue para uno de los mejores restaurantes de verduras, La Manduca de Azagra, el restaurante que lleva 20 años trayendo lo mejor de sus raíces navarras.
El ‘Premio a la Cocina Internacional’ ha sido para La Piperna donde el chef Nello de Biase nos trae lo mejor de la cocina napolitana para extender la cultura gastronómica de su país.
El ‘Premio al Proyecto Social’ recayó en la Fundación Altius, y cuya misión es el desarrollo integral de personas necesitadas.
El ‘Premio a la Repostería’ ha sido para La Duquesita, pastelería abierta desde 1914 y que el repostero Oriol Balaguer recuperó manteniendo además de su original decoración, su buen hacer en los productos que elaboran. El ‘Reconocimiento a la Industria’ fue para Supracafé, el primer tostador español -y madrileño- dedicado en exclusiva al café 100% arábica.
Enhorabuena a todos los premiados y… ¡larga vida a la gastronomía!